lunes, 28 de septiembre de 2009

El Culto volvió a Valencia

No chavales, el Papa no ha vuelto a Valencia. Aunque no será por falta de ganas de Paco Camps, Richie Costa y el resto de miembros de la colla. Los que han regresado son The Cult, la mítica formación de hard rock líderada por Ian Atsbury y Billy Duffy. Y es que por enésima vez en poco más de diez años, los chicos (ya no tan chicos) del "Rain", "She sells Sanctuary" o "Sun king", se acercaron hasta Valencia para ofrecer un concierto a los miles de incondicionales que la banda atesora por estas tierras. Esta es la primera vez que yo acudí al llamado. Me gustan -o más bien me gustaban- así que, a la vista de que en la nueva gira tocan íntegramente su mejor álbum -“Love” de 1985-, pues me sacrifiqué y pagué los 38,80 euros de rigor que costaba la entradita.

El concierto se celebró en el Tinglado 2 del Port America's Cup, un sitio poco habitual en la celebración de este tipo de eventos pero que, sorprendentemente, se descubrió como un lugar muy apropiado, lleno a rebosar pero sin que se produjera una sensación de agobio y sobre todo con una acústica más que digna. Lo más gracioso era ver la diversidad de tribus urbanas que allí se congregaron, desde viejos rockeros que resisten con sus vestigios de melena, hasta jovenzuelos atraídos por la mística de la banda gracias a que varios de sus hits forman parte del repertorio de esa cosa llamada “remember”. Vamos, que el recinto estaba repleto de gente variadita, como no podía ser de otra forma. Los valencianos agradecen así a The Cult la elección de Valencia como una de las once ciudades europeas en las que actuarán en el marco del “Love Tour”.

Bien, lo dicho... Ahora vamos a lo que interesa. El concierto fue un timo. Lo digo así, sin contarme un pelo. Probablemente para los fans será la mejor gira que hayan visto jamás y uno de los mejores conciertos de su vida. Llegué a escuchar a dos pollos que hablaban de “experiencia única en la vida. Lo siento chavales, pero no. No fue pa'tanto. Pese a que la banda sonó bien. Con la precisión propia de un cirujano, diseccionaron todos los cortes del “Love” con harta profesionalidad -¡La que se les presupone después de más de dos décadas sobre los escenarios!- Mención especial para Ian Atsbury, cuya voz no ha perdido un ápice de fuerza pese a los años, de los que da fe su aspecto envejecido y el manifiesto sobrepeso. Pero hay algo que ya no tienen estos The Cult. Alma. A estos pavos les falta alma. Y sí, sé que suena contradictorio que a unos tíos que se llaman el culto les falte justo eso, ¿pero qué queréis que os diga? 

Todo muy correctito, muy medido, las interpretaciones impecables, sin un punteo de más ni de menos, sin alargar una estrofa, ni variar nada de las composiciones originales… Vamos, sin ofrecer nada más de lo que ya ofrecen enlatado. Precisamente el valor añadido del directo, por lo que la mayoría pagamos entrada. Sino mejor quedarse en casa escuchando el disco cuando quiero y sin que nadie me moleste. Más aún cuando la entradita de marras costaba casi cuarenta euros. Y por eso digo que fue un timo. Al menos para los que no somos incondicionales del combo británico. Eso sí, supongo que a Mr. Atsbury y a Mr. Duffy les habrá servido para sanear sus maltrechas economías. Bien por ellos. Pero como yo no soy una ONG, pues doy por finiquitado mi Culto a todos los efectos. Si es que alguna vez lo hubo, que ya empiezo a dudarlo. 

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