sábado, 30 de abril de 2011

Boda Real

“En Kate, de 29 años, se aprecia a una joven tímida pero con carácter que ha sabido entender lo que significa pertenecer a una familia donde la tradición pesa mucho, una mujer que gusta a los británicos porque es la que Guillermo ha elegido para que sea su compañera siguiendo un guión muy distinto al que escribieron sus padres. La suya es una unión por amor.”

No tengo dudas al respecto.

viernes, 29 de abril de 2011

¡Madridistas falangistas!

Supongo que, con la que está cayendo, no es políticamente correcto decir lo que voy a decir en este post. Pues bien, ¡que le den a lo políticamente correcto! La estrategia que está empleando el grupo PRISA contra el Real Madrid CF es bochornosa y excede los límites de lo tolerable. Y es que si no lo digo reviento. Porque a uno, como lector habitual de El País y oyente de la SER desde que tiene uso de razón, la cosa le duele y mucho. Este tipo de juegos periodísticos que tienen mucho de estrategia empresarial y poco o nada de casual, me dan asquete. Es cosa sabida que la gente de Polanco y Cebrián no hace buenas migas con “El ser superior”, más próximo a los mandamases de su principal competidor en el mundo de la información en España y que, para los intereses informativos y económicos de PRISA sería mejor un cambio en la dirección al frente de la "Casa Blanca". Hasta ahí bien, o medio bien, nada que nos extrañe viendo como se suelen manejar los diferentes actores de la cosa informativa en este país. Pero lo siento mucho, todo no puede valer y desde luego es inaceptable el mezclar información política con fútbol, algo que nunca había ocurrido en los medios del grupo PRISA, al menos que yo recuerde. Todavía somos algunos (pocos, lo sé) los que disfrutamos del fútbol desligados de cualquier sentimiento extra-deportivo (entiéndase esto por militancia política de postal) y nos declaramos seguidores de un equipo u otro independientemente del voto que depositemos en las urnas.   

Lo más triste de todo es que a esa estrategia se hayan sumado periodistas de tanto prestigio como José Maria Izquierdo, Iñaki Gabilondo o Juan Cruz, veteranos del Vietnam curtidos en mil y una batallas, de los que se hubiera esperado el mantenerse alejados de este pim pam pum informativo. Reconozco que me  duele especialmente lo de Gabilondo, a quien más que respetar casi venero y no tanto lo de Juan Cruz, que siempre se ha mostrado como un fanático en términos futbolísticos. Y es que hoy al bueno de Iñaki no se le ha ocurrido otra cosa que asociar a la hinchada del Madrid con Dolores de Cospedal y yo, que soy seguidor del Madrid y abomino de los postulados, los comportamientos y hasta las formas de las huestes de Marihuano, me siento realmente ofendido. Respecto a José María Izquierdo no sé que pensar, su blog es soberbio (lo tenéis enlazado a la izquierda) y la labor de zapa contra los catequizadores de la derecha se me antoja más necesaria hoy que nunca, pero asociar a Álvaro Arbeloa con el inefable Mayor Oreja me parece injusto y muy, pero que muy demagógico.

Ahora que lo pienso, casi mejor creer que lo que hay detrás de todo esto son meros intereses económicos y que esta estrategia de demonización del madridismo no obedece a otras cuestiones. Porque si pensara que asociando el madridismo con el actual PP nos están señalando cual es el camino correcto para las buenas gentes de izquierda, (¡que han de ser del Barça -of course- y nunca del Madrid!), yo me borro. Ya se sabe que uno cambia de coche, de piso, de pareja, de partido político y hasta de amigos, pero nunca cambia de equipo de fútbol.

¡Hala!, queda abierta la veda. A ver cuantos mónguers se suman a la fiesta. 
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PD. La foto de Mariano Rajoy con los ojos de Özil la he sacado del flickr de Diego Villalba. Y es que siempre se ha dicho que Mesut es muy de Rajoy.

jueves, 28 de abril de 2011

Electores adelantados

De acuerdo con la antropóloga británica Catherine Blackledge, el feto humano empieza a masturbarse en el útero a falta de un mes para nacer. Esa agitación de las treinta y dos semanas, ese estremecimiento dentro del útero, no es que el bebé esté dando patadas. El pequeño cabrón empieza a cascársela en el tercer trimestre y nunca más lo deja.
Este equipo de casca-pollas, estos limpia-bombillas, son ellos quienes mataron al Sony Betamax. Quienes decidieron a favor del VHS por encima de la tecnología Beta. Quienes introdujeron en los hogares aquella primera generación tan cara de internet. Quienes hicieron posible todo eso de la Web. Fue el dinero de aquellos solitarios el que pagó los servidores. Sus adquisiciones de porno en la red generaron la tecnología de compra, todos los cortafuegos de seguridad que hacen posibles eBay y Amazon.
Estos casca-pollas solitarios, votando con las pichas, son ellos quienes han decidido, entre el HD y el Blu-Ray, cual va a ser la tecnología de alta definición dominante en el mundo.
"Electores adelantados", los llama la industria de la electrónica de consumo. Con su soledad patológica. Con su incapacidad de formar lazos emocionales.
Créetelo.
Estos casca-pollas, estos pela-plátanos, son ellos quienes nos lideran a los demás. Lo que se las pone dura a ellos es lo que van a querer vuestros millones de hijos el año que viene para Navidad.
Snuff
Chuck Palahniuk

miércoles, 27 de abril de 2011

Cuentos de lo extraño


Si compré este libro, una de mis dos únicas adquisiciones durante la pasada Feria del Libro de Valencia, fue por un artículo aparecido en El Cultural. En el se hablaba de Robert Aickman en términos muy elogiosos, calificándolo de escritor raro pero exquisito que dignifica un género, el de la literatura fantástica, considerado por demasiados como menor. No es mi caso, os lo aseguro y este blog así lo atestigua. Siempre me ha hecho gracia eso de calificar a la literatura de género, así en general, como literatura de poca calidad. Sobretodo porque, si por alguna de aquellas, algún autor especializado en el terror, lo fantástico, la novela de aventuras o lo extraño, cae en gracia a la crítica, su obra pasa a ser desclasificada como de género para ser simplemente literatura con mayúsculas.

En fin, que me acabo de leer los seis relatos que componen “Cuantos de lo extraño” y quería comentarlo. Lo primero que he de decir al respecto es que nunca un título estuvo mejor elegido y me explico. El autor o el editor o quien sea que tuviera dotes de mando y capacidad de imponer algo en este negocio, podría haber estado tentado en llamarlo “Cuentos de terror” o “Relatos fantásticos” o “Historias de miedo” o something like that ya me entendéis, pero no. Eligió el adjetivo “extraño” precisamente por ser el que mejor define lo que se nos cuenta. No es terror propiamente dicho, ya que aquí lo sobrenatural es una mera intuición, una sombra apenas esbozada, una fantasía, un presentimiento…no sé… pero al final todo está tamizado y maravillosamente ambientado sin salirse de los cauces de lo verosímil. Simplemente es raro y en muchas ocasiones chocante. Como bien señala el artículo de El Cultural mencionado al comienzo, lo extraño para Aickman es una categoría estética que modifica nuestra percepción de la realidad. Y ahí esta la clave, en ese discernimiento subjetivo que opera sobre el lector. Es por ello que en todo momento el autor prescinda de tramas truculentas o de los característicos escenarios lúgubres tan propios del género.

De los seis cuentos los que más me han gustado son el segundo y el último. “Los trenes” es la historia de dos muchachas inglesas que deciden pasar unas vacaciones en sintonía con la naturaleza. Para ello caminarán siguiendo el sentido de las vías del tren hasta que dan con una misteriosa casa en la que habitan unos personajes cuando menos peculiares. Aunque más desconcertante que tratar con los habitantes del caserón, es ver como los conductores de los trenes con los que se cruzan les saludan de acuerdo a extraños criterios. “En las entrañas del bosque”, relato con el que se cierra la compilación, está ambientado en un sanatorio sueco especializado en insomnes. Es posiblemente el más sobresaliente del libro y es en donde mejor se aprecia la fascinación de Aickman por lo incomprensible. Y es que el hombre tiene razón, no es necesario entenderlo todo.

Con todo y con eso os he de decir que por culpa de las altas expectativas depositadas en el libro, me he quedado un pelín decepcionado. Y es que los otros cuatro cuentos, sin llegar a ser malos, son bastante inferiores a estos dos. Bueno, siendo justos también he de salvar al primero titulado “El vinoso ponto”. Y no porque me haya parecido la polla, sino por la fantástica evocación de los mitos y las visiones marinas tan del gusto de Sir Lawrence Alma-Tadema, uno de mis pintores favoritos de siempre.

martes, 26 de abril de 2011

Hillbillies de Chelva

¿Alabama?, ¿Texas?, nooooooooooo, la comarca de Los Serranos, concretamente Chelva. Y es que muy lejos de la cordillera de los Apalaches nos encontramos con esta pareja de hillbillies pasando la jornada sin padecimientos. Habitantes de áreas rurales del interior, aislados de la cultura dominante de no ser por la Hispano-Chelvana, en definitiva, resistiendo en ese contexto. Eso sí, sustituyendo el güisqui por la San Miguel, elemento distitivo del hillbilly chelvano.
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PD. También había mascachapas. De hecho el Pimpamtomalacasitos andaba por allí.

lunes, 25 de abril de 2011

I know, it's only a fuckin' hexagon, but I like it...

“Cuanto más me hablan del universo, menos me interesa”. Esta frase, que podría haber sido dicha por cualquier sabio, es genuinamente mía. Y es que, últimamente, me veo sometido a intensas sesiones en las que un par de amigos pretenden catequizarme con las máximas de Carl Sagan y demás colla de tronaos acerca del cosmos. Gran parte de culpa la tiene el diario Público y sus entregas dominicales, esa colección de deuvedés del History Chanel que hablan sobre los misterios del universo. Unos videos que me aseguran son harto interesantes y muy, pero que muy, educativos… ¡Sobretodo si tienes doce años leñe! Parafraseando a los Manel, que la infantesa serà divertida, màgica, lliure, d’acord, acceptat, però no hi ha tant temps per perdre i, tard o d’hora, només queda una veritat” Y esa verdad es que bastantes problemas tenemos aquí, ya no en el planeta Tierra sino aquí mismo en el “cap i casal”,  como para preocuparnos de lo que ocurre allende las galaxias. El caso es que mis amigos siguen con su labor de zapa sin percibir cual es el nivel de mesinfotina endógena que produce mi organismo en cuanto se ve atacado por este tipo de cuestiones. Coño, que yo me dormía con los dibujos de “Érase una vez... el espacio”. Que el único cosmos por el cual tengo algo de interés es por el mítico New York Cosmos de Pelé y Beckenbauer.     

Todo esto para introducir el temita de ayer, unas imágenes publicadas por la NASA (entidad sobrevalorada donde las haya), en las que se percibe una extraña figura hexagonal que se sitúa en el polo norte de Saturno. Al parecer las imágenes ya fueron tomadas hace veinte años por la sonda Voyager y ahora han sido confirmadas por otras tomadas desde la nave Cassini. "Se trata de un fenómeno muy extraño, con unas formas geométricas casi perfectas, porque en el hexágono se pueden apreciar seis lados rectos que discurren en paralelo", dice un menda que trabaja allí y que al parecer es “experto en fenómenos atmosféricos”… guauuuuu!!! "Nunca hemos visto nada parecido en otro planeta” matiza el tío, como si eso le diera mayor valor al descubrimiento. ¡Que habéis descubierto un puto hexágono so mamón! No quiero ni pensar si este tío diese con la cura del cáncer o revelara que la velocidad con que se quita una tirita determina el grado de dolor. “Desde luego, la espesa atmósfera de Saturno, hace que éste sea uno de los últimos lugares donde hubiéramos esperado ver una figura geométrica tan regular", matizó, en plan americanero, oseasé, algo así como “¿¡qué demonios!? ¿¡Es eso un jodido hexágono man!?, ¡joooder!”.

En fin, maravilloso, maravilloso. Magnánima figura de 25.000 kilómetros en la que, según calculan estos tíos de la NASA, podrían caber hasta cuatro planetas del tamaño de la Tierra. A ver si es verdad, nos abducen y nos vamos todos a tomar por culo. Veis I. & M. como en el fondo sí que me interesa el puto universo. 

Por cierto, universo con u minúscula, ¡ya está bien de estafar!

domingo, 24 de abril de 2011

Santa mierda

Ayer por la tarde, viniendo en coche de un mini-retiro espiritual en la casona familiar de un amigo y mientras la intensa lluvia que nos ha acompañado durante estos días hacía el camino de vuelta con nosotros, me vino a la cabeza otra jornada de intenso aguacero acaecida hace justo un año por estas mismas fechas. Holly shit!!! Se desgañitaba el speaker de un curioso rock bar neoyorquino. Un garito en el cual los clientes podían meterse momentáneamente en la piel de sus ídolos musicales, participando de un karaoke con músicos en vivo prestos a tocar cualquier hit del rock anglosajón. ¡Santa mierda!, nos saludaban a los allí presentes entre canción y canción, mientras nosotros lo celebrábamos alzando nuestras cervezas. Holly shit!... esas mismas palabras aunque con diferentes acentos, en boca de cada uno de los mendas que se atrevían a subir al escenario. Bueno, no en el caso del amigo Fabricio, que decidió sustituir la expresión en inglés por ¡Puta mierda!, en un ejercicio de traducción al castellano bastante libre. Pero es ahora, ¡justo ahora!, trescientos sesenta y cinco días después de que Fabricio apareciese en escena, cuando ese grito adquiere su auténtico significado. Incluso su traducción se antoja menos libre, más adecuada a las circunstancias, más gráfica si cabe. Por que sí amigo: ¡Santa mierda! ¡Santa mierda! ¡¡¡Santísima mierda!!!... ¡Puta mierda! 

El martes más… Os dejo con Janis Joplin y lo que ella le pide al Altísimo. No recuerdo si esta la tocaron en el karaoke, aunque da lo mismo, no sé porque me ha venido a la cabeza. O tal vez sí...

miércoles, 20 de abril de 2011

El Derby de Kentucky es decadente y depravado

El otro día cuando escribí acerca del libro “Algo supuestamente divertido…” de David Foster Wallace, comenté que era una muestra de periodismo gonzo, o sea, aquel estilo de reportaje que plantea un abordaje directo de la noticia, hasta el punto de influir en ella, y en el que el periodista es un actor más de la historia. Podríamos decir que este subgénero periodístico en el que se da más importancia al ambiente en el que ocurre el hecho, que al hecho en sí, nació para definir el estilo que imprimía a sus artículos Hunter S. Thompson, más conocido por ser el autor de Los Ángeles del Infierno: una extraña y terrible saga” o “Miedo y asco en Las Vegas”. El caso es que el término gonzo fue aplicado por  primera vez en 1970 por Bill Cardoso, periodista del Boston Globe, catalogando así un artículo de Thompson titulado “El Derby de Kentucky es decadente y depravado” (se puede leer aquí, aunque un poco mal traducido). Según parece el palabro proviene de la jerga irlandesa, refiriéndose al último hombre que queda en pie luego de un maratón de alcohol (¡putos irlandeses y sus borracheras!).

En fin, a lo que iba, que me he leído el artículo en cuestión y es una desbarrada del patín. El amigo Thompson, en compañía de un dibujante venido ex profeso desde Londres, se plantó en su ciudad natal Louisville para asistir al conocidísimo Derby de Kentucky, carrera anual de caballos integrada en la Triple Corona y que convoca a cientos de miles de seguidores. En ese contexto será el protagonista de una loca aventura bien regada de alcohol y otras sustancias, que por poco no acaba con la vida de su compañero de andanzas. Antes, durante y después de "los dos minutos más excitantes en el mundo de los deportes", tendrá tiempo para criticar a la Honorable Orden de los Coroneles y al resto de la sociedad de Kentucky, reírse de sus múltiples tradiciones, burlarse del evento y de todos los fanáticos que lo veneran cual religión, hincharse a Mint Julep -cóctel a base de bourbon, menta y azúcar (¡menuda guarrada!), que viene a ser la bebida tradicional de la carrera-... 

En definitiva, un texto muy recomendable, si bien no llega a alcanzar las cotas de excelencia del libro de Foster Wallace.    

martes, 19 de abril de 2011

Postales de Chernobyl

Aprovechando las actuales circunstancias, con la catástrofe de Fukushima y la consiguiente polémica en torno a la seguridad de las centrales nucleares, cuelgo estas impresionantes fotografías sobre Chernobyl y alrededores vistos hoy en día. Creo que son todas de Pripyat, ciudad en donde residían los trabajadores de la planta nuclear y sus familias. Aparecieron en la edición digital de El País hace unos meses.  

 ¿Son chulas eh?

lunes, 18 de abril de 2011

Iván Rojo #4 - A cara de perro

Con unos días de antelación sobre los plazos previstos, ya está en circulación el Iván Rojo#4. ¡Impacientes!
A cara de perro

Hacer algo bonito. Escribir algo bonito, hablando con propiedad. Me he levantado con esa intención. Casi necesidad.  Necesidad. Igual es porque anoche ardió el cartón-piedra de las ficciones multicolores a lo largo y ancho y alto de esta ciudad. Igual es que todo el mundo tiene algo que le gustaría desintegrar en el fuego. Quizá, más bien, es que después de quemar las tragedias particulares durante toda la noche y un montón de noches más hoy sale el sol indolente sobre la realidad rastrera de las cenizas grises. No sé… Hablo del desierto de lo real visto desde mi ventana la mañana del día después del falso fuego purificador. La mañana del día después del día grande. La playa de Omaha el amanecer siguiente al día H. Me refiero a ese olor a muerte abrasada pero ni rastro de heroísmo, espero que me entendáis. En fin, supongo que el día más pequeño del calendario no es un buen momento para observar las ruinas humeantes esparcidas por todas partes, pero cuál lo es…. Las cenizas y las ruinas ocupándolo todo. Amontonadas contra los bordillos. Incrustadas en cada poro del asfalto. Conquistando sin quererlo las escaleras de los portales. Arrastradas por la brisa urbana hacia eternos remolinos de un segundo de duración en rincones sin salida. En fin, ascuas incombustibles llamando a tu mismísima puerta y susurrándote por la rendija que vienen para quedarse. Que nunca dejarán de hacerte hervir la sangre. Que cuando la estrella que iluminó tu vida explota y muere y desaparece nace otra más pequeña, sin luz, sin siquiera resplandor, pero más densa, más pesada y más fuerte que viajará sobre tu cabeza hasta el día de tu muerte. Los expertos las llaman estrellas de neutrones. Los expertos de verdad, estos cuatro y yo, las llamamos putadas. Pero a veces, casi siempre, siempre las palabras están de más. No importa el nombre que se les dé. Lo único que cuenta es cómo te afecta esa fuerza colosal. Alterando tu sentido de la orientación. Trastocando por completo tu campo magnético. Tu sentido del bien y el mal y de la belleza y la fealdad. Desmontando pieza a pieza el concepto de lo que hasta entonces llamabas Felicidad.

Ya digo, es lo que pensaba anoche mientras las calles ardían y los cinco nos resguardábamos del alegre estruendo de la pólvora y el “todo sigue su curso” y esa patraña del ciclo de la vida bebiendo a cara de perro ginebra azafranada en un bar lleno de mujeres guapas a las que observábamos como cometas que pasan de largo. Y no recuerdo lo que dije entonces pero sé lo que diría ahora. Sé lo que digo ahora. Ahora digo que está bien que así sea. Que no dejarse atraer por otras luces sigue siendo la opción acertada y lo será durante mucho tiempo. Que preferir mil veces la oscuridad en la que han acabado por sumirnos las que nos vimos condenados a querer es la prueba de que merecemos su luz especial. De que a nadie más se le comprimirán las pupilas hasta el infinito cuando las tengan delante. Y de que antes o después, aunque sea en el instante final, la verdad les estallará en la cara. Y ya no podrán ver nada más. Quizá sea demasiado tarde para cualquier cosa, sí, pero ya no podrán ver nada más.

Y el equilibro se restablecerá. Y lamentaremos la estupidez global pero no tanto como lamentaremos la estupidez particular de la que podría haberse hecho vieja a nuestro lado. Y aflorará en forma de pena lenta y espesa mientras veamos una película de no sé qué director o escuchemos una canción que ya nunca nos emocionará como una vez lo hizo. Y la seguiremos queriendo. Queriendo y odiando por siempre. Y sí, está bien que así vaya a ser. Porque lo otro… Lo otro es no haber vivido nunca.

En fin, dije que la intención era escribir algo bonito, no que fuera a conseguirlo.


Magnífico. 

sábado, 16 de abril de 2011

El gallo de Thoreau

"(...) no pretendo escribir una oda al abatimiento, sino jactarme con tanto brío como el gallo encaramado a su palo por la mañana, aunque sólo sea para despertar a mis vecinos"

“Cuando, en medio de una lúgubre depresión, rompiendo un domingo el terrible silencio de nuestras aceras de tablas, o quizá velando en la funeraria, oigo cantar al gallo, cerca o lejos, pienso para mí: Al menos, uno de nosotros se encuentra bien… y con una repentina efusión, vuelvo a mi ser.”

Henry David Thoreau (“Desobediencia civil y otros textos”)

viernes, 15 de abril de 2011

Rock'n'Raul... y los alemanes flipándolo


-Caetano Veloso-
Quando eu passei por aqui
A minha luta foi exibir
Uma vontade fela-da-puta
De ser americano
(E hoje olha os mano)
De ficar só no Arkansas
Esbórnia na Califórnia
Dias ruins em New Orleans
O grande mago em Chicago
Ter um rancho de éter no Texas
Uma plantation de maconha no Wyoming
Nada de axé, Dodô e Curuzu
A verdadeira Bahia é o Rio Grande do Sul
Rock'n'me
Rock'n'you
Rock'n'roll
Rock'n'Raul
Hoje qualquer zé-mané
Qualquer caetano
Pode dizer
Que na Bahia
Meu Krig-Ha Bandolo
É puro ouro de tolo
(E o lobo bolo)
Mas minha alegria
Minha ironia
É bem maior do que essa porcaria
Ter um rancho de éter no Texas
Uma plantation de maconha no Wyoming
Nada de axé, Dodô e Curuzu
A verdadeira Bahia é o Rio Grande do Sul
Rock'n'me
Rock'n'you
Rock'n'roll
Rock'n'Raul

jueves, 14 de abril de 2011

Moral, civilización y cintas de Deepak Chopra

Que el mundo va a lo práctico, es evidente. Tendemos a resolverlo todo aplicando criterios economicistas - viable o no viable-, utilitaristas y de funcionalidad. Eso nos permite que vivamos vidas felices y despreocupadas –o remedos de vidas felices y despreocupadas-, que al final de la corrida es lo único que importa. Por el camino se ha perdido la ética del sacrificio y el esfuerzo, antaño un valor y que ha acabado por convertirse en un lastre para el hombre civilizado. Porque el hombre civilizado es un hombre práctico, libre de ataduras morales. El hombre civilizado es el hombre de las soluciones instantáneas y para ello en su cerebro se aglutinan desde aspectos provenientes del darwinismo social, del “ande yo caliente…”, del horóscopo estándar y/o chino, del noticiero de la noche (elija su cadena), supersticiones y supercherías varias, pero sobretodo, infantilismo revestido de madurez que le justifica a él mismo como centro de todas las cosas. El hombre civilizado es tolerante por desinterés. No le importa nada, no le importa nadie, tan sólo se interesa por si mismo, es por ello que se muestra de acuerdo con todos mientras no se metan con él. Para el hombre civilizado lo moral es un término que se susurra con vergüenza cuando se plantean soluciones en serio, asociándolo a la candidez y a la falta de cerebro. Cuando el hombre civilizado busca una solución, la encuentra al coste que sea y siempre maximizando sus beneficios, independientemente de los criterios morales. Ojo, cuando hablo de moral no me refiero a espiritualidad, ni a religiosidad, ni a mierdas por el estilo que respeto, pero no comparto. Estoy hablando del conjunto de reglas por las que se habría de regir la conducta de cualquier ser humano en concordancia con la sociedad en la que vive y consigo mismo.

“Yo prefiero ser civilizado y así también me ahorro el dolor de no serlo”, me dijeron una vez. “Lo civilizado” como leitmotiv. Como principio y fin de todas las cosas. Pues eso, venga, ¡seamos civilizados!, caiga quien caiga, haya en juego lo que haya, al coste que sea, mientras nosotros estemos bien, ¡que reviente el mundo! ¡Que arda Fukushima! Pero… ¿esta manera de ser civilizados, no conlleva que seamos sujetos amorales? ¡No Sulo, tampoco lo flipes! Tan sólo somos un hatajo de borregos asquerosamente civilizados, que vale, en ocasiones empleamos pequeñas dosis de amoralidad, perooooo… todo sea por evitar el dolor de no serlo. Probablemente también seamos un rato imbéciles, pero esa reflexión la dejo para otro post.

Voy a tomarme una cápsula de mesinfotina a ver si se me pasa. Eso o me pongo una cinta de Deepak Chopra y así seguro que me relajo y acabo por ver las cosas de otra manera.  

miércoles, 13 de abril de 2011

Algo supuestamente divertido


¿Habéis pensado alguna vez en hacer un crucero? Yo sinceramente no. Y eso que una vez y por circunstancias relacionadas con el amor -o el sexo-, por poco no me embarcan en uno. Y es que permanecer diez días embutido en una cafetera gigantesca, soportando la compañía de desconocidos, realizando excursiones masificadas en cada uno de los puertos turísticos convenidos por la empresa, desayunar y cenar en modo rebaño… en fin, como que no me seduce. Y menos aún después de leer la desternillante crónica que David Foster Wallace hizo de su experiencia a bordo de un megacrucero, respondiendo al encargo del Harper’s Bazaar.

“Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer” viene a ser una muestra de eso que se ha llamado periodismo gonzo. O sea, aquellos libros en los que el reportero es un actor más de la historia y en los que no se busca tanto la noticia, como el contexto donde esta se desarrolla. Y es que Foster Wallace disecciona con mucho humor y aún más mala leche, todo lo que acontece a bordo del Nadir. Desde el perfil de los cruceristas y de la tripulación, hasta las supuestas diversiones. Como se desarrolla el día a día en un crucero de lujo y como se las ingenian los propietarios del tinglado para que la gente no se cuestione a donde ha ido a parar el pastizal que han pagado. Pues bien, se les ha ido en el copioso desayuno diario, la misa diaria con renovación de votos matrimoniales, en una biblioteca repleta de libracos de esos que decoran los salones de la gente que no lee -“Grandes villas de Italia”, “Juegos de té famosos del mundo moderno”…-, en torneos de dardos o de ping-pong, charlas sobre sistemas de navegación, almuerzos en la terraza superior, practicas de golf en la cubierta, pujas de arte, lamentables concursos para elegir las mejores piernas masculinas, interminables sesiones de piscina, manualidades, gimnasio olímpico (¡ni más ni menos!), “¡Conozcan al Director del Crucero, Scott Peterson y descubran como es realmente trabajar en un Crucero!” rollo “Club de la Comedia”, ensayos previos al “Show de los pasajeros”, tiro al plato, tomar el té con pastas, visionado de las mismas películas una y otra vez, acicalamiento y cenas de gala bien regadas de alcohol, espectáculos con hipnotizadores, bailes nocturnos, excursiones bovinas… Podría seguir “ad nauseam”, siguiendo la brillante jerga utilizada –y en ocasiones como esta, creada-  por su autor.

En el fondo, el libro viene a ser un alegato contra el turismo mediocre. Ese que viaja hasta donde Cristo perdió el gorro para encerrarse en un parque temático -llámalo crucero, llámalo resort…-, hacer miles de fotos y vídeos con los que torturar a los amigos al regreso, comprar baratijas a modo de recuerdo para que acaben acumulando polvo en algún cajón y poco más. Encima está escrito de forma brillante. E incluye unas hilarantes reflexiones en forma de notas a pie de página que son, desde mi punto de vista, lo mejor de todo. Lástima que su autor, una de las voces más interesantes del panorama narrativo contemporáneo, decidiese dejarnos hace unos años.        
“He visto playas de sacarosa y aguas de un azul muy brillante. He visto un traje informal completamente rojo con las solapas evasé. He notado el olor de la loción de bronceado extendida sobre diez mil kilos de carne caliente. Me han llamado señor en tres países distintos. He visto a quinientos americanos pijos bailar el Electric Side. He visto atardeceres que parecían manipulados por ordenador y una luna tropical que parecía más una especie de limón obscenamente grande y suspendido que la vieja luna de piedra de Estados Unidos a la que estoy acostumbrado. He bailado (muy brevemente) la conga.”

martes, 12 de abril de 2011

L'amore según Houellebecq


"El amor, el amor"

En una sala porno, jubilados jadeantes
Contemplaban, escépticos,
Los brincos mal filmados de parejas lascivas;
Sin ningún argumento.
He aquí, yo me decía, el rostro del amor,
El auténtico rostro.
Seductores, algunos; esos siempre seducen,
Los otros sobrenadan.
El destino no existe ni la fidelidad,
Mera atracción de cuerpos.
Sin apego ninguno, sin ninguna piedad,
Juegan y se desgarran.
Seductores algunos, por ende, codiciados,
Llegarán al orgasmo.
Hartos ya, tantos otros, no tienen ni siquiera
Deseos que ocultar;
Sólo una soledad que acentúa el impúdico
Goce de las mujeres;
Tan sólo una certeza: “Eso no es para mí”,
Pequeño drama oscuro.
Morirán es seguro algo desencantados,
Sin ilusiones líricas;
Practicarán a fondo el arte de despreciarse,
De modo bien mecánico.
A quienes nunca fueron amados me dirijo,
A quienes no gustaron;
A los ausentes todos del sexo liberado,
Del placer ordinario;
No temáis nada, amigos, mínima es vuestra pérdida:
No existe, no, el amor.
Es sólo un juego cruel cuyas víctimas sois;
Juego de especialistas.

Michel Houellebecq

lunes, 11 de abril de 2011

En ocasiones veo Cayenne(s)

Aviso para navegantes: Si eres propietario, o al menos el poseedor, de un Porsche Cayenne, esta entrada no te va a molar, porque yo odio al Porsche Cayenne. 

Hala, ya lo he dicho. Aunque los que me soportan habitualmente lo saben de sobra, ya que debo haberlo repetido como unas quinientas mil veces. Y no porque me parezca un coche feo –ni bonito tampoco-, o porque lo vea poco práctico –aunque teniendo en cuenta que la mayoría de propietarios de Cayenne(s) son urbanitas militantes…-, ni excesivamente caro – que lo es y mucho-… Ni siquiera se debe a que yo sea un ferrarista convencido y consecuentemente no trague con los productos de la marca de Stuttgart. Simplemente le he cogido manía a este todoterreno, que en el fondo no lo es, por ser el buga del nuevo rico, el símbolo de la inmadurez como valor, del despiporre como tendencia, de esta mierda de sociedad que, en palabras de Lipovetsky, da prioridad al beneficio a corto plazo y que reemplaza el ideal de justicia por la caridad privada”.

Tengo un amigo que en su trabajo libra batallas diarias contra deudores bancarios. Gentes cuya peripatética situación económica les ha llevado a no poder hacer frente a sus obligaciones económicas y, en consecuencia son despojados de sus más preciadas posesiones. Pobrecitos, pensaréis… ¡Qué cabrones son los bancos! ¡aves de rapiña carentes de sentimientos! afirmaréis...  Y hombre, no seré yo quien defienda la labor de la Banca y de todos sus adláteres (incluyendo a las administraciones públicas que los protegen), pero tampoco está de más apelar a la responsabilidad individual de cada uno antes de disparar por elevación. Porque en el caso que nos ocupa, llama poderosamente la atención que cuando el objeto del embargo es el coche, en casi la mitad de los casos se trata de un puto Porsche Cayenne. Esa es su más preciada posesión, la joya de la corona, la que marca el estatus alcanzado y ahora perdido, con la que clamar a los cuatro vientos que somos unos triunfadores: ¡pa’ tós vosotros, panda de losers!

Me gustaría conocer en que momento del proceso mental, aquel albañil venido a más decidió que lo que necesitaba para ser feliz era un Cayenne. Y lo que es más importante, que clase de números hizo cuando se convenció de que se lo podía permitir. Otra historia sería conocer a que clase de pruebas someten a los responsables de calificación de riesgos de los bancos que aprueban financiar este tipo de operaciones. Aunque esto último lo dejo para otro post.

Con todo y a pesar de la crisis y los embargos, hordas de Cayenne(s) siguen circulando por nuestras carreteras. El otro día si ir más lejos, en un tramo de la pista de Silla, conté hasta seis. No sé que me extraña. Hay demasiada gente en este país multicolor que ha vivido fuera de la realidad durante tiempo. Y la sigue habiendo

¡No sin mi Cayenne!

domingo, 10 de abril de 2011

La Sonrisa Profesional

“Esto está relacionado con el fenómeno de la Sonrisa Profesional, una pandemia nacional en la industria de los servicios. Y en ninguna parte de mi experiencia he sido receptor de tantas sonrisas profesionales como en el Nadir: maîtres, jefes de camareros, subalternos de gerentes de hoteles, director de crucero… Sus Sonrisas Profesionales se activan como interruptores a mi paso. Pero también en tierra, en bancos, restaurantes, mostradores de venta de billetes de avión, etcétera. Ya conocen esa sonrisa –la contracción enérgica del cuadro circumoral con movimiento cigomático incompleto-, esa sonrisa que no llega a los ojos del que sonríe y que no significa nada más que un intento calculado de adelantarse a los intereses del que sonríe fingiendo que le cae bien el objeto de la sonrisa. ¿Por qué los empresarios y gerentes obligan a los profesionales de los servicios a irradiar la Sonrisa Profesional? ¿Soy el único consumidor en quien dosis elevadas de esa sonrisa producen desesperación? ¿Soy la única persona que está segura de que el número creciente de casos en que gente de aspecto totalmente ordinario aparecen de pronto con armas automáticas en centros comerciales, oficinas de seguros, complejos médicos y McDonald’s guarda alguna relación con el hecho de que estos lugares son centros notorios de difusión de la Sonrisa Profesional?
¿A quien creen que engañan con la Sonrisa Profesional?
Y, sin embargo, ha llegado un momento en que la ausencia de Sonrisa Profesional también causa desesperación. Cualquiera que haya comprado un paquete de chicles en un estanco de Manhattan, o haya pedido que le pongan el sello de frágil en una oficina de correos de Chicago, o que haya intentado que una camarera del sur de Boston le dé un vaso de agua, conoce bien el efecto devastador para el alma del ceño fruncido de un empleado que sirve al público, es decir, la humillación y el resentimiento de que a uno le nieguen la Sonrisa Profesional. Y a estas alturas, la Sonrisa Profesional ya ha eludido incluso mi resentimiento hacia la Sonrisa Profesional: me alejo del estanco de Manhattan no solamente resentido por el mal carácter o la falta de buena voluntad del estanquero sino por su falta de profesionalidad al negarme la Sonrisa. Menudo jaleo, coño.”  
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David Foster Wallace – “Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer”.

viernes, 8 de abril de 2011

La hija del sepulturero


Hace unos meses El País Semanal le dedicaba unas páginas y creo recordar que también su portada, a la escritora norteamericana Joyce Carol Oates. Siempre había querido leerme algo de ella, sobretodo porque, según me contaban, la violencia es una constante en toda su obra. Hasta el punto de que Oates es responsable de un ensayo no traducido al castellano que se titula “Why is your writing so violent?”, además de un sugerente estudio sobre el deporte del boxeo -“De Boxeo”-, editado en castellano por la editorial Tusquets. Aunque más que el artículo del EPS u otras  referencias muy positivas leídas y oídas en prensa y radio, lo que me hizo decidirme por coger una novela de Joyce Carol Oates fueron los parabienes dedicados a su obra por parte de Dave Eggers. Igualmente, por recomendación del creador de McSweeney’s escogí una de sus últimos libros: “La hija del sepulturero”.  

El libro, extremadamente duro y con altas dosis de violencia y erotismo -principalmente sugeridos-, nos cuenta la odisea vital de Rebecca Schwart, miembro más joven de una familia de emigrantes alemanes que desembarcará en los EEUU huyendo de la barbarie nazi. El padre, un profesor de instituto, es rebajado al único trabajo al que tiene acceso, el de sepulturero y vigilante de cementerio de un poblacho de la América profunda. Mientras que su madre, otrora una mujer culta aficionada a la música clásica, acabará confinada en la descuidada casucha familiar, incapaz de expresarse bien en inglés y por consiguiente de comunicarse con los lugareños. Igualmente los dos hermanos de Rebecca, Herschel y Gus, se convertirán en inadaptados cuando no directamente en delincuentes juveniles. El caso es que presos de los prejuicios locales, pero también de la debilidad emocional, al final serán víctimas de una terrible tragedia familiar. La única que logrará escapar de aquello medio bien será Rebecca, que comenzará entonces una sorprendente peregrinación que la obligará a reinventarse a sí misma.

La verdad es que me ha gustado bastante, especialmente la primera parte, escrita con muchísima garra y con una dureza inesperada. Sin desmerecer para nada al conjunto, la última parte me parece inferior aunque necesaria. No desvelo nada, pero lo que allí se cuenta y como se cuenta es consecuente con el sentido de la narración, el testimonio íntimo de la resistencia de un individuo, Rebecca Schwart “la hija del sepulturero”.

jueves, 7 de abril de 2011

Bienvenidos a Monguerland


Ayer en Canal 9, apareció una señorita muy señoreada -que no sé si siempre irá en su coche aunque,  ¡por Dios!, rezo porque no vaya mojada- justificando el que Silvio Berlusconi se zumbe a chiquillas menores de edad. Fue en el programa del eminente mónguer Xavier Carrau quien, en honor a la verdad, no llegó a ser tan mongolo como para darle la razón a la tipa. Pero ahí quedaron sus argumentos: que si a la menor de edad nadie le puso un puñal en el pecho para irse con “Il Cavalliere”, que si un señor de edad se va con una prostituta y esta es menor, es ella quien tiene el problema… En fin, lo que he dicho cientos de veces,  las consecuencias de la merma que no cesa.

Aunque para mónguer Salvador Sostres, por méritos propios el soberano de ese reino que cada vez tiene más subditos y que atiende al nombre de Monguerland. En un artículo fechado ayer, mostraba comprensión e incluso justificaba al joven rumano que después de estrangular a su novia embarazada, mostró a su padre el cadáver a través de la webcam. Dice Sostres que no hay que escandalizarse, que el pobrecito es un chico normal y como tal hace cosas de chico normal. “Porque un chico normal de 21 años que está enamorado de su novia embarazada, es normal que pierda el corazón y la cabeza, el sentido y el mundo de vista, si un día llega a casa y su chica le dice que le va a dejar y que además el bebé que espera no es suyo.”Porque hay muchas formas de violencia, y es atroz la violencia que el chico recibió al saber que iban a dejarle y que el niño que creía esperar no era suyo.” “Es un chico normal disparado al centro de su querer, arrancado a la vez de su novia y de su hijo, sometido a una violencia brutal que al no ser física nunca se considera pero que ahoga y machaca lo mismo que cualquier otra violencia.” “No es un monstruo. Es un chico normal que se rompió por donde todos podríamos rompernos.” En esa tesitura, ¿podéis estar seguros de que conservaríais vuestro aplomo? ¿Qué no mataríais a vuestra novia embarazada? ¿Y como resistirse a contarlo a los amiguetes? ¿Y a los papas que viven en Rumanía? ¿Para que se inventó el Skype si no? Es de una lógica que abruma. Por cierto que el artículo apareció en El Mundo. Mientras tanto su director, otro mónguer de altura conocido en el mundillo periodístico como Piyei, debía estar repantigado en el sofá de su casa fumándose un habano.

En otro orden de cosas, pero también relacionado con el temita, esta mañana he escuchado en la Ser como el Gens Honorable President-Mónguer Francisco Camps justificaba los aeropuertos sin aviones. ¡Todo un signo de progreso de la Comunitat que preside!... y destruye. Aeropuertos sin aviones, carreteras sin coches, raíles sin trenes, ¡sí señor!... ¡Viva el progreso! "¡muera la inteligencia!"  Bueno, al menos parece que cada vez está más cerca del banquillo, como Diego Forlán.  

Lo siento chicos, no hay tregua.   

miércoles, 6 de abril de 2011

El ataque de los mónguers


“Las Erinias” (1862) - William Adolphe Bouguereau

Es este un mundo plagado de mónguers, todos los padecemos en mayor o menor medida, pero tan sólo unos pocos elegidos tenemos el poder de atraerlos, siendo el objeto de sus ataques irracionales, de sus conductas más hostiles… ¿Pero quien coño me ha otorgado a mí esa mierda de superpoder? Y es que me siento como el personaje de  Alisha en los Misfits (la mulata guapa, para que me entendáis),  a la que la tormenta le concedió el poder de manipular las feromonas ajenas, de forma que todo aquel que le toca la piel siente el deseo irrefrenable de pegar un polvo con ella. ¡Pero es que a mí algún becario del Dios Baal me ha asignado un poder mucho peor! Todo aquel mongolo que me ve, siente deseos de  faltarse conmigo, cuando no de hostiarme. ¡Y aunque no me vean! Sienten mi presencia y aunque yo corra, ellos son más rápidos, y si me escondo siempre me encuentran…

Sucedió nuevamente la semana pasada. Estaba yo tranquilamente en un parquecito, tomando el Sol y leyendo un libro, cuando escucho a lo lejos que alguien se dirige a mí. –¡Oye! ¡Oye! - ¿Es a mí? Le contesté extrañado – ¡Sí, a ti!, ¡a ti! ¿Puedo sentarme a tu lado?-  En ese preciso instante miro de izquierda a derecha y observo que no hay ni un alma en todo el puto parque y que, obviamente, todos los banquitos están vacíos. ¡Mierda! Captado por un mónguer y sin margen de maniobra ya que, antes de que me diese cuenta, el notas se había sentado a mi lado y a modo de justificación me estaba diciendo: -Es para no estar solo, sabes… y así podemos hablar-  ¿Así podemos hablar? Wtf!? ¿Pero no ves que estoy leyendo? En fin… que lo miro de arriba abajo y percibo un extraño brillo de no-inteligencia en la mirada que aconseja ponerse en guardia, pese a lo cual, manteniendo las formas, le contestó que si quiere quedarse allí me parece bien, pero que como podía ver yo estaba leyendo y que en unos quince minutos me tenía que marchar. ¿Acaso le importó lo que le dije? Pues no. Empezó a soltarme cosas con una verborrea incontenible, que si tenía un amigo que leía mucho, que si se iba a leer un diccionario español-inglés que había adquirido el día anterior, que si los mejores autores ya estaban muertos… Así, hasta que el tipo se percató de que no le estaba haciendo ni puñetero caso, se levantó y farfulló algo así como –este sitio es muy grande y tiene muchos bancos… al parecer aquí no soy braaab brararrar- (or something like that). Le vi alejarse hacia el otro extremo del parque y desaparecer, así que me volví a sumergir en la lectura.

Pero ahí no acabó la cosa. Transcurridos diez minutejos, escucho a lo lejos como alguien grita no se muy bien qué. Alzo la vista y veo que es el mismo mónguer y que se está dirigiendo a mí. Más o menos cuando se encuentra a mi altura me suelta –la violencia genera violencia- , y mientras se aleja hacia la carretera se vuelve nuevamente hacia mí para decirme –¡¡¡y mira mi dedito!!!-. Como sin duda habréis intuido con el dedito estaba haciéndome el archiconocido signo de sube-aquí-y-verás-París. ¡De locos!

En cuanto le perdí de vista me alce de mi sitio y marché cagando leches. No more mónguers please!!!   

Ahí os dejo unos unos auténticos mónguers con Iggy Pop de fondo:

Y sí vale... lo admito.... poner de imagen de cabecera a Orestes siendo perseguido por las Erinias  después de matar a su madre, es un poco exagerado. Pero bueno, imaginaos que las susodichas son una horda de mónguers  y el hijo de Agamenón es un servidor (que conste que de chasis voy yo mejor que él… je je je).

martes, 5 de abril de 2011

Lo siento es lo único que puede decir... (Nudozurdo 01/04/11)

Ha sido éste último un fin de semana conciertero. Eso si incluimos en el pack la noche del jueves en la que pude disfrutar por enésima vez del gran Nacho Vegas, como ya os relaté en el post de ayer. Y por supuesto descontando el triste sábado noche en el cual me quedé sopa en el sofá mirando el Villarreal – FC Barcelona. Los domingos no cuentan, eso lo sabemos todos.  

Pues bien, fue el viernes a eso de las 22:30 y en el mismo lugar en el que los vi hace algo más de un año, cuando actuaron Nudozurdo, cuarteto madrileño liderado por ese hombre con físico de baloncestista y nombre de escritor del Siglo de Oro español. Sí señores, el gran Leopoldo Mateos, Leo para los amigos, nuestro Ian Curtis particular -¡ohhh sacrilegio!-. Y es que a nadie se le pueden escapar las similitudes existentes entre ambos personajes tras asistir al espectáculo que supone ver a Leo liberándose de sus fantasmas sobre la tarima, mirando al vacío desde las alturas y hablándonos más que cantando sus enfermizas a la par que maravillosas letras. Tan sólo le faltan los bailecitos espasmódicos del icono de Manchester, pero no importa, con todo y sin eso el madrileño puede jactarse de ser el líder de una de las mejores bandas del pop y del rock nacional y, a expensas de ver que nos depara el próximo concierto de los Manel, la que mejor directo ofrece.

Y es que el concierto de Nudozurdo fue sensacional. Oscuro, intenso, incluso virulento en algunas de sus partes, enriqueciendo muy mucho su propuesta de estudio, desmontando, intensificando y dilatando las canciones a su antojo. Con mención especial para esa barbaridad extraída de su álbum de debut titulada “Dentro de él” – mi favorita de siempre junto a “Ha sido divertido” y en la que, posiblemente, se aprecia más la influencia de los Joy Division- y a la esperadísima por todo el público “El hijo de Dios”, pero en versión alargada, con la que cerraron el setlist antes de los bises de rigor.

En definitiva, un concierto soberbio al cargo de una banda en estado de gracia. Incluso mejor que la vez anterior.

Dos cuestiones más para terminar. Como teloneros actuaron Modelo de respuesta polar, banda valenciana de la que sólo había escuchado una canción y, sinceramente, ni fu ni fa. Por eso preferimos quedarnos apalancados en el bar de las celebrities del que ya os he hablado alguna vez (I y due), con la esperanza de que aparecieran por allí los músicos de Nudozurdo. Y como no, aparecieron, se sentaron y cenaron a nuestra vera. La segunda cuestión hace referencia a unos comentarios vertidos en la red, sobre el mal comportamiento de los asistentes al evento. La palma se la lleva el siguiente párrafo extraído de la crónica al concierto realizada por el crítico de Muzikalia: “Aunque el premio a la mejor denostación de la raza humana fue para los individuos que asaltaron el escenario antes del bis. Lamentable acto de zafiedad trasnochada.” Vaya por delante que me gusta mucho este weblog y que sus redactores suelen ser gente seria a la que me gusta seguir. Pero en esta ocasión me parece que han enloquecido. Yo, que estaba más o menos donde se produjo el “lamentable acto de zafiedad trasnochada”, tan sólo vi a unos chavales/as que pretendían agenciarse el tracklist y alguna que otra pua perdida o hacerse unas fotillos de recuerdo, ¿tampoco es para tanto? ¿o sí?
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"Ha sido tan divertido habernos encontrado,
ha sido tan divertido que me hayas acogido,
ha sido tan divertido habernos disfrazado,
ha sido tan divertido reírnos de lo mismo.

Ha sido divertido hacer mil planes juntos,
Ha sido divertido que me hayas contagiado,
Ha sido divertido habernos insultado,
ha sido divertido, sí."
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