jueves, 14 de abril de 2011

Moral, civilización y cintas de Deepak Chopra

Que el mundo va a lo práctico, es evidente. Tendemos a resolverlo todo aplicando criterios economicistas - viable o no viable-, utilitaristas y de funcionalidad. Eso nos permite que vivamos vidas felices y despreocupadas –o remedos de vidas felices y despreocupadas-, que al final de la corrida es lo único que importa. Por el camino se ha perdido la ética del sacrificio y el esfuerzo, antaño un valor y que ha acabado por convertirse en un lastre para el hombre civilizado. Porque el hombre civilizado es un hombre práctico, libre de ataduras morales. El hombre civilizado es el hombre de las soluciones instantáneas y para ello en su cerebro se aglutinan desde aspectos provenientes del darwinismo social, del “ande yo caliente…”, del horóscopo estándar y/o chino, del noticiero de la noche (elija su cadena), supersticiones y supercherías varias, pero sobretodo, infantilismo revestido de madurez que le justifica a él mismo como centro de todas las cosas. El hombre civilizado es tolerante por desinterés. No le importa nada, no le importa nadie, tan sólo se interesa por si mismo, es por ello que se muestra de acuerdo con todos mientras no se metan con él. Para el hombre civilizado lo moral es un término que se susurra con vergüenza cuando se plantean soluciones en serio, asociándolo a la candidez y a la falta de cerebro. Cuando el hombre civilizado busca una solución, la encuentra al coste que sea y siempre maximizando sus beneficios, independientemente de los criterios morales. Ojo, cuando hablo de moral no me refiero a espiritualidad, ni a religiosidad, ni a mierdas por el estilo que respeto, pero no comparto. Estoy hablando del conjunto de reglas por las que se habría de regir la conducta de cualquier ser humano en concordancia con la sociedad en la que vive y consigo mismo.

“Yo prefiero ser civilizado y así también me ahorro el dolor de no serlo”, me dijeron una vez. “Lo civilizado” como leitmotiv. Como principio y fin de todas las cosas. Pues eso, venga, ¡seamos civilizados!, caiga quien caiga, haya en juego lo que haya, al coste que sea, mientras nosotros estemos bien, ¡que reviente el mundo! ¡Que arda Fukushima! Pero… ¿esta manera de ser civilizados, no conlleva que seamos sujetos amorales? ¡No Sulo, tampoco lo flipes! Tan sólo somos un hatajo de borregos asquerosamente civilizados, que vale, en ocasiones empleamos pequeñas dosis de amoralidad, perooooo… todo sea por evitar el dolor de no serlo. Probablemente también seamos un rato imbéciles, pero esa reflexión la dejo para otro post.

Voy a tomarme una cápsula de mesinfotina a ver si se me pasa. Eso o me pongo una cinta de Deepak Chopra y así seguro que me relajo y acabo por ver las cosas de otra manera.  

1 comentario:

  1. Ya lo decían Soziedad Alkoholika: Civilizaciooooooooooooooooooón Degeneraciooooooooooooooooooooón!!!

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