viernes, 25 de noviembre de 2011

Exquisiteces vocales y virtuosismo instrumental: Lac la Belle en el LLuís Vives


La verdad es que llevo unos días bastante liado de viajecito continuo a lo largo y ancho del territorio de mi queridísima Comunitat Valenciana –Fent país!!! que diría alguno que yo me sé-. Eso unido a las pocas ganas de escribir que tengo de un tiempo a esta parte, han hecho que hasta hoy no aparezca en este espacio una crítica – crónica – reseña – parrafada infumable sobre lo acontecido el pasado martes por la tarde en el Colegio Mayor Luís Vives. Y no tengo perdón de Dios, porque el concierto de Lac la Belle -¡a ese  acontecimiento me refiero!- fue una auténtica gozada. Lástima que debido al día de perros que hacía en Valencia, la cosa se celebrara en petit comité y tan sólo unos pocos pudiéramos disfrutar de las beldades de la música de este dúo de Detroit. He dicho dúo porque es el actual estatus de la banda, pero Lac la Belle nació originariamente como un proyecto a tres. Sin embargo, justo a comienzos del presente 2011,  Joel Peterson decidió bajarse del tren en marcha. Es por ello que hasta Valencia tan solo se acercaran Jennie Knaggs y Nick Schillace para presentarnos su último lanzamiento, “Bring on the light – EP”. Dio igual, no se echó en falta la ausencia de nadie. Joel se lo pierde.  
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Tomando prestado el nombre de ese "lago hermoso" tan conocido por los miembros de la banda, al ser una zona de veraneo repleta de segundas residencias y preciosos parajes en los que los habitantes de Michigan acostumbran a evadirse de la rutina habitual, Knaggs y Schillace presentan una suerte de propuesta musical que yuxtapone la música rural americana grabada en las primeras décadas del siglo XX y la decadente estética asociada al cinturón industrial estadounidense, inmerso en una profunda crisis desde hace más de treinta años. Las composiciones de Lac la Belle son ricas en instrumentación y en ellas se combinan los sonidos del acordeón, el ukelele, la mandolina, el banjo, el dobro o guitarra resofónica y los juegos de voces chico – chica. Algunas de sus canciones son creaciones originales, mientras que otras muchas son magníficas re-interpretaciones de clásicos del folk, el country, bluegrass, blues o incluso del swing. En este sentido, maravillosa fue su versión del “In the pines” del mítico bluesman Leadbelly. Y bastante diferente a la realizada por Nirvana en el no menos mítico “MTV Umplugged” bajo el título “Where did you sleep that night?”
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Me lo pasé pipa en el concierto, la verdad. Sobretodo porque los tipos se esforzaron muy mucho en hacérnoslo pasar bien, combinando canciones más rápidas con otras más lentas, composiciones clásicas y modernas, más primitivas o mucho más ornamentadas, con mayor presencia vocal (chapeau en este punto para Jennie Knaggs) u otorgándole más importancia al aspecto instrumental… y alargando el repertorio hasta que dejamos de pedírselo. Aunque lo más llamativo de la tarde, amén de las mencionadas exquisiteces vocales ofrendadas por la encantadora (con mayúsculas) y guapa señorita Knaggs, fue el soberbio dominio de los instrumentos de cuerda mostrado por Nick Schillace, reconocido solista y recuperador de sonidos primitivos de Norteamérica. No me extraña que el amigo Nick sea considerado como una autoridad en su materia, además de un reputado profesor. ¡Menuda máquina! Por cierto que, según me dijo la propia Jennie Knaggs a la finalización del evento, también forma parte de otra banda de Detroit llamada I, Crime. Una propuesta bastante diferente a la presentada por Lac la Belle y que yo desconocía hasta ese momento pero que, tras una par de escuchas, tengo que calificar cuando menos de interesante.

martes, 15 de noviembre de 2011

Hacer por hacer


"Sabemos que es lo q'hay q'hacer y lo vamos a hacer... y por eso hacemos lo que hemos dicho que íbamos a hacer... y por eso seguiremos haciendo aquello que nos toca hacer a pesar de que alguno no se crea que vamos a hacer los que hemos dicho que íbamos a hacer".  
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José Ramón Bauzá aka "el hacedor", además de President de les Illes Balears por el PP, en lo que supone, más que probablemente, un nuevo récord Guinness de conjugación del verbo hacer. Eso sí, no me ha acabado de quedar claro que es lo que hay que hacer... aunque algo habrá que hacer, digo yo.     

lunes, 14 de noviembre de 2011

Miqueta en guisao


A ver, vaya por delante que, para un servidor, el mero hecho de acudir a un recinto para escuchar música en directo ya es un gran acontecimiento. Todo ello independientemente de que las bandas de la noche me gusten más o menos o incluso de que sobre el escenario lo hagan peor que mejor. Lo que quiero decir, de una manera un tanto torpe lo reconozco, es que el ir de conciertos, así en abstracto, me mola mucho. Y a partir de ahí vienen los matices, que pueden ser miles. 
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Digo todo esto es porque la actuación de los Corizonas (Arizona Baby y Los Coronas juntos y medio revueltos) del pasado sábado noche me pareció una auténtica burla, sin embargo no me lo pasé del todo mal. ¿Contradicción? Tal vez… Trataré de explicarlo. A ver, según yo lo veo no te pueden sablear diecisiete euracos para ver un grupo de versiones. O sea, que me parece muy bien que haya bandas que se dediquen a eso. Incluso estoy dispuesto a admitir que algunos como los Pennyroyal Tea o los The Beatle Show! sean buenos y te hagan pasar un buen rato tocando los clásicos de algunas bandas míticas como Nirvana o los Beatles. Es más, puede ser que hasta los Achtung Babies sean la polla, aunque esto es más difícil de aceptar sabiendo que los italianos se dedican a hacer versiones de la banda terrorista U2 (y además les vi en directo en el marco de la fiesta que montó el Athletic Club de Bilbao la semana previa a la celebración de la final de la Copa del Rey 2009 y dieron bastante penica). Hasta me parece bien que cobren por ello, ya que es un trabajo como cualquier otro y nadie vive del aire, ¡pero joder que no nos sangren aprovechándose de las angustias ajenas! Que en el fondo son no-creadores, no nos equivoquemos. 
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Y eso último es precisamente lo más triste del asunto. El que dos bandas de prestigio como Arizona Baby y Los Coronas, antaño buenos hacedores de canciones, se hayan unido para degenerar en otra banda tributo más, eso sí, cobrando las entradas a precio de estrella. Creo que con el nacimiento de Corizonas hemos perdido a dos grandes bandas y nos ha quedado esto, unos tíos que reinterpretan de cojones las canciones de otros, sea Neil Young, los Dead Kennedys, Pink Floyd, Black Sabbath, ¡e incluso alguna suya!, pero poco más. Es por ello que no me queda sino plantearme, ¿realmente hacía falta? ¿ese era el destino de las dos bandas? ¿embuchacarse diecisiete palos por pringado asistente al acto?  
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Por cierto que la coriz(on)a es una inflamación de la mucosa de la nariz de características similares a la rinitis alérgica, acompañada de irritación y emisión de secreciones mucosas o mucopurulentas, que en ocasiones va asociada a una gripe. Joer, ¡si es que hasta el nombre está mal escogido! Visto lo visto la fusión operada amenaza con ser más chusca que la de Son Goten y Trunks -¡¡¡Gotrunk!!!- de Dragon Ball... lo siento tíos, pero todos tenemos un pasado.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Ya me acabé The Wire


Los que me conocéis sabréis de sobra que no soy demasiado aficionado a ver series. Muchas han sido las veces en las que me he forzado en seguir alguna y a los tres o cuatro episodios me he dado por vencido. Y es que me cuesta Dios y ayuda sentarme ante el televisor (o ante la pantalla del ordenador) con la perspectiva de consumir un montón de horas de mi vida para descubrir en que termina la cosa, un precioso tiempo que podría dedicar a otros menesteres. Mucha gente a mi alrededor me insiste en que, con esa actitud, me estoy perdiendo algo muy grande. Que parte del mejor cine que se filma hoy día se encierra en estas series, muy especialmente en las producidas por la HBO. Es por ello el que, de tanto en tanto, cedo ante la insistencia de algún amigo y me trago la recomendación de turno, aunque tan sólo sea para poder echárselo en cara después. La última vez ha sido con The Wire y he de reconocer que por culpa de ello he tenido que variar mi discurso. No hay nada que reprochar, tan sólo agradecimiento para quien me abrió los ojos y me permitió degustar semejante delicatessen. Y es que es una puta maravilla, de lo mejorcito que se ha filmado nunca (o al menos que yo haya visto, que no es poco). No sé en que coño estaría yo pensando, ¡dejando pasar casi diez años para introducirme en esta tremenda historia de policías y ladrones! 
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Aunque Bajo Escucha, que así es como se tradujo en España la serie, no es sólo eso -otra historia de polis-, o mejor dicho, sí es eso pero es muchas cosas más. Se desarrolla en Baltimore y trata de ser una visión realista de la vida en aquella ciudad, quien viene a ser la auténtica protagonista de la serie. Todo arranca del mundillo de las drogas, pero la cosa deriva hacia otros muchos temas como el de la corrupción política, el sindicalismo portuario, el sistema educativo público o la ética periodística y policial. Igualmente en cada una de las cinco temporadas de las que se compone The Wire aparecen retratados los diferentes estratos de la sociedad norteamericana, desde los bajos fondos de Baltimore, hasta la clase trabajadora, la alta política, los promotores inmobiliarios, los profesores, los medios de comunicación y, por supuesto, la policía, la judicatura y el FBI. Podría decirse que el tema central que estructura la serie y a raíz del cual se desarrolla es el uso de tecnologías electrónicas de vigilancia usadas por la policía, de ahí el título The Wire, "el pinchazo" o "la escucha" en jerga policial. Estas tecnologías aparecen reflejadas de forma realista vistas desde ambos lados de ley: por una parte los sistemas y técnicas utilizados por los criminales para evadir la vigilancia a la que son sometidos por la policía y por el otro las medidas empleadas por estos últimos para pillarles pese a sus cautelas.
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Lo que hace diferente The Wire respecto a otras series policiales o de investigación criminal es que aquí las cosas son verosímiles. Todas sus situaciones –y son muchas- son perfectamente posibles. Todos sus personajes –y también son muchos- son creíbles. En cada episodio no es necesario que el superpoli protagonista descubra el supercaso del día. A veces ni siquiera hay un supercaso sino una investigación repleta de trampas que los policías encargados no son capaces de abordar bien por trabas legales, políticas o por la impunidad de la delincuencia en determinados ámbitos. Además en The Wire también se abordan las razones de los malos, introduciéndonos en un complejo mundo inclemente repleto de códigos impenetrables para casi todos nosotros. Con todo y con eso somos capaces de entender las decisiones de todos ellos, independientemente de si actúan bien o mal bajo nuestro prisma de corrección occidental, y al margen de cómo nos caiga el personaje en cuestión (en general todos tienen su momento, excepto Omar Little que siempre cae bien). Si esto es así es por culpa del ex - periodista de sucesos David Simon, creador de la serie,  y del ex – detective de homicidios Ed Burns, co-guionista principal. Ambos, en el ejercicio de sus respectivas profesiones, accedieron de primera mano a todo el material necesario para construir las tramas de The Wire. De ahí que muchos de los personajes se basen en personajes reales de Baltimore e incluso varios de los actores secundarios sean amateurs que interpretan sus propios personajes (o casi). Por otro lado donde no llegaba la mano de estos dos, se ayudaron de gente tan solvente como Agnieszka Holland, Brad Anderson, Clément Virgo, Joe Chapelle, Daniel Attias, Peter Medak, Clark Johnson o Milcho Manchevski.
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En definitiva una gran serie que apela a la inteligencia y buen gusto del espectador y que no te debes perder. Vale que no he visto muchas, pero esta es la mejor con diferencia hasta el momento. Teatro cine del bueno... como diría MouAhí os dejo una escena mítica de la serie protagonizada por los detectives Bunk Moreland y Jimmy McNulty:

Y aquí  la opinión de todo un Premio Nobel de literatura.

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PD. El diálogo transcrito, por si os habéis perdido: 
Bunk: Aww... Fuck. McNulty: Motherfucker. Bunk: Fuckin' Fuckin'... Fuck. Mmm. Fuck. Fuck fuck fuck. McNulty: The fuck? Bunk: Fuck. McNulty: Fuck! Na-aw. Bunk: Fuck. NcNulty: Fuck.... Bunk: Mother of fuck! Oh fuck. Ohh fuck. McNulty: Fuck me, fuck fuck fuck fuck. Fucker. What the fuck? Bunk: Fuuuck. Mother fucker! McNulty: Fuckin' A. Bunk: Mmm-hmm. McNulty: Fuck. Motherfucker. Bunk: Fuck me.
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