jueves, 18 de abril de 2013

Xenia Rubinos en La Llimera


Ayer noche en La Llimera  -C/ Pérez Escrich nº 13, junto al Magazine- pude ver y escuchar a esta joven residente en Brooklyn y a su marciana –por original y por extraña- propuesta musical. No tenía apenas referencias, más allá del divertido vídeo de “Pan y Café” que en algún momento –no sé bien como ni porqué- se coló en mi lista de reproducción de Youtube. Bueno, también es cierto que una semana atrás, cenando en mi sitio de pintxos favorito, había visto que Xenia Rubinos protagonizaba la portada de la Beat. En páginas interiores me enteré de que nos visitaba en breve y por un módico precio, así que me picó la curiosidad.

Xenia Rubinos es norteamericana, pero de raíces cubanas y portorriqueñas, algo que, evidentemente, se deja notar en su música. Pero las referencias sonoras no se agotan aquí. Y es que la música de la Rubinos incluye un batiburrillo de influencias tan diversas que, a priori, parece difícil que puedan casar. Y casan, ya os lo digo yo, casan la mar de bien. Desde los aires latinos que os he comentado al principio, hasta el groove más desacomplejado. Desde los coqueteos con el soul y el r’n’b –incluso el más comercial- hasta la electrónica más bailonga y/o ruidosa. Desde el mundo infantil de las nanas y las bandas sonoras de las series de dibujos animados  -todas ellas, sea dicho de paso, recitadas o cantadas en la lengua de Cervantes- hasta los ritmos jazzísticos más experimentales. Todo eso nos ofrece el laboratorio de ideas y sonidos de la señorita Rubinos. Eso, mucho sentimiento y más divertimento, poca broma.

Su música evoca a la de otra mucha gente, algo que pude comprobar ayer noche en el concierto. Aunque esta circunstancia se hace aún más evidente tras escuchar “Magic Trix”, el interesante disco de debut de Xenia Rubinos. En las doce canciones que lo conforman asoman ecos a Battles, a los inicios de M.I.A., al r’n’b más al uso e incluso a Björk, con quien en ocasiones se la ha comparado por su particular forma de cantar. Un álbum que está producido a medias por el fantástico baterista italiano Marco Buccelli, presente también anoche aporreando tomes y platillos mientras Xenia cantaba y manejaba teclados y sampler.

El álbum, que está distribuido en nuestro país por Everlasting Records, se abre con “Help”, un corte de cadencia jazz que fue de los que mejor sonó en el directo de anoche. En esta canción, junto a “Whirlwind” o “Cafe con leche”, es donde mejor se aprecia la recurrencia a los ritmos battlesianos si bien, por culpa -o mejor gracias- a la fusión de estilos, “Cafe con leche” parece más una canción tradicional caribeña que suena como sonaría una canción caribeña si el Caribe estuviera ubicado en alguna de las lunas de Júpiter. “Ultima” comienza con la bella voz de Xenia destacando por encima de una maraña de voces que son todas la suya haciendo malabarismos varios para, de golpe y porrazo, cortar por lo sano y dar paso a un cachondo speech en castellano. Very funny. “Hair Recending” es otra cosa. Creo que es la canción más Björk del álbum aunque al final caiga en una onda más propia del soul comercialote. Pero menos de lo que cae “Cherry Tree”, para mí el mejor corte del disco, que llega a recordar a la mismísima Alicia Keys. Y ya lo sé tíos, la Keys no mola, ¡ni siquiera es Santo de mi devoción!, pero aún así esta canción me encanta. “Pan y café” no soy capaz de definirla. Es absurda y divertida a partes iguales. Tanto como lo son las canciones infantiles, aunque algunos ya no las recordéis (je je). Incrusto el vídeo oficial, a ver que os parece.


En “Los Mangopaunos”, que según he leído está inspirada en una serie de dibujos animados, suena algo de M.I.A y otra vez mucho de Battles, pero esta vez como si estos se hubiesen dejado acompañar por una banda de son cubano pasada de tripis. En esta canción, con la que cerraron los bises y el concierto en La Llimera, el batería da rienda suelta a una percusión rítmica fantabulosa. “I like being alone” es un corte algo hiphopero, con mucho flow y que incita bastante al bailongueo. “When you come” tiene ecos a la señorita Annie Erin Clark pero acompañada por alguno de aquellos grupos femeninos que hicieran fortuna entre los 40 y los 50 cantando canciones populares a capella. “Let’s Go Out” es la más lánguida y, muy posiblemente, la más flojita del álbum, mientras que “Aurora de Mayo” viene a ser una nana infantil que funciona a modo de despedida y cierre.

Os habréis dado cuenta que los títulos de muchas de las canciones están escritos en español, pero prescindiendo de acentos. ¡Ojo!, esto no es la consecuencia de que uno sea hijo de la LOGSE y por lo tanto un patán que se pasa por el forro las normas de acentuación de la RAE, que también. Así es como vienen escritas en la contraportada del disco. Un disco que, como no podía ser de otra forma, me agencié a la finalización del concierto y no solo por la graciosa fotografía que lo ilustra, obra del chileno Camilo Fuentealba. Realmente disfruté el concierto. Y en definitiva, me gusta esta extraña, original y valiente propuesta musical.

Por si os interesa, en Youtube hay colgados un buen puñado de vídeos de Xenia & friends o si lo preferís, podéis escuchar íntegramente -y for free- el “Magic Trix”en Spotify. Si lo que queréis es escucharla en directo y no habéis podido asistir a ninguno de los conciertos de la gira, pues ni espotifais ni yutubes ni pollas, aquí la tenéis tocando en vivo para el programa de Miqui Puig.

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