lunes, 16 de septiembre de 2013

La sombra de Fakescovedo es alargada...

Sábado noche con cena baratilla en la mítica bodeguita de El Cedro, después concierto de Javier Escovedo sin los Zeros en la sala Wah Wah y todo ello en inmejorable compañía. Buen plan. Encima marcó Bale, pero solo le valió al Real para empatar un partido que, según cuentan las crónicas, mereció perder. Aunque bueno, eso ya es otra historia. De hecho no es ni historia. Joer, sí, lo he puesto para rellenar.

Realscovedo mola...
Pues sí amiguetes, Javier es el hermanísimo del gran Alejandro Escovedo, con quien llegaría a compartir banda en aquellos True Believers con los que Javier continuaría su trayectoria dentro del punk californiano. Un camino que finalizaría tras la separación de Chariot porque lo que vino después ya no tenía nada que ver con lo de antes y es que muerto el punk se acabó la rabia... ¡¡¡que noooooo!!! Pero vino el power-pop, eso sí. Tampoco es una evolución carente de lógica, al fin y al cabo no hay tanta distancia entre los Ramones y Cheap Trick, ¿o sí? Bueno y yo que sé... A lo que iba, que ya han pasado muchos años desde que un Javier adolescente, junto a Elvez y algún otro más, comenzara a aporrear los instrumentos en Chula Vista (gran nombre el de este pueblo). Un tiempo que le ha dado para madurar y en ese proceso incorporar nuevas influencias suavizando su agría propuesta inicial. Y así es como surgió el “City Lights”, álbum en solitario de Javier que viene a ser un compendio de pop-rock energético en el cual aún se siente algo del espíritu punk de The Zeros, pero donde la carga melódica adquiere mucha más fuerza.

Leí en alguna parte que con este disco Javier pretendía recoger el espíritu de toda la música que había tocado a lo largo de su vida y hacerlo de la mejor forma posible. De lo primero no puedo hablar, pero sí de lo último. Chapeau Javi. Maravillosa la puesta en escena, el arrojo y la entrega. E increíble tu banda de acompañamiento. Unos músicos de primerísimo nivel que dieron lustre a todas esas composiciones que este californiano de origen mexicano ha ido creando a lo largo de todos estos años y que conforman esas luces de la ciudad con las que tanto disfrutamos durante la velada. Por todo eso y mucho más el show estuvo más que bien. Incluso mejor de lo esperado, para que negarlo. Luego está lo del affaire Fakescovedo, pero eso me lo guardo para mí. Estoy atesorando una colección de miserias concierteriles que ya le gustaría a alguno.
...pero Fakescovedo mola más. 

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