martes, 24 de junio de 2014

Nostalgia de la luz

El desierto de Atacama, al norte de Chile, es uno de los lugares más áridos del planeta. Un vastísimo territorio que cubre una superficie de más de 100.000 kilómetros cuadrados y que está delimitado al oeste por el océano Pacífico y al este por la cordillera de los Andes. Sus especiales condiciones de nula humedad, ausencia de polución en la luz ni interferencias radiales generadas por ciudades cercanas, escasa nubosidad, altura respecto al nivel del mar y su aire extraordinariamente limpio, lo convierte en un emplazamiento ideal para observar los cuerpos celestes y el firmamento en general. De ahí que sea considerado como un paraíso astronómico. En él se ubican una docena de observatorios, incluyendo al complejo Paranal, considerado como el más avanzado del mundo.

Pero Atacama también fue el emplazamiento del campo de prisioneros de Chacabuco, durante la dictadura militar chilena. Uno de los escenarios en el cual se produjeron algunos de los episodios más vergonzosos de nuestra historia reciente: las desapariciones forzosas de los detenidos por las autoridades golpistas comandadas por el general Augusto Pinochet.

Nostalgia de la luz” es un documental bello y necesario que habla sobre todo eso y mucho más. Dirigido en el 2010 por Patricio Guzmán (El de “La batalla de Chile” o “Allende”), describe mediante imágenes y entrevistas tanto el luminoso desempeño de los astrónomos, como el oscuro cometido de los familiares de desaparecidos en su incansable búsqueda de los restos de sus seres queridos. Una historia ya dura de por sí, que está filmada de una forma tan lírica que es difícil reprimir las emociones. 

Considero que es uno de los mejores documentales que jamás he visto y que, tanto por la forma como por el fondo, debería haber obtenido un mayor reconocimiento. Y es inexplicable que aún haya quienes pretendan censurarlo en Chile. Desde mi punto de vista debería ser incluido en los planes de estudio de las escuelas de aquel país y su visionado debiera ser obligatorio para todo hijo de vecino. Allí, pero también aquí. Porque si hay algún país que pueda verse identificado y sentirse aludido con muchas de las cosas que se nos muestran es este, con las cunetas aún llenas de muertos sin identificar. Represaliados a los que algunos prefieren olvidar para “no reabrir viejas heridas”. ¡Manda cullons el argumento! ¿¡Cómo se van a reabrir las heridas que aún no han sido suturadas!?

Y una última cuestión. Por la belleza de sus imágenes se hace casi indispensable ver este documental en gran pantalla. Pero como soy consciente de que es difícil, os lo ofrezco en buen formato y for free:

miércoles, 18 de junio de 2014

Otra genialidad de MacLeod

Yo no sé si los pájaros traen el Sol, pero si lo dice Alistair MacLeod será verdad. Porque este casi octogenario escritor canadiense es Dios. Y lo digo en serio gachones. Si no os habéis sumergido aún en su prosa, no tenéis perdón de Mac... digo de Dios. Y lo peor de todo es que ni tan siquiera seréis conscientes del alcance, de la inabarcable grandeza, de todo aquello que os estáis perdiendo.

Los pájaros traen el Sol” compila catorce historias a cada cual más emocionante. Con una prosa hermosísima que nos transporta hasta la escena del mismo relato, nos hace sentir las sensaciones del entorno y respirar a través de los personajes. Como ya hiciera en “El regreso”, MacLeod vuelve a acercarnos a su tierra, a sus orígenes, a sus historias y tradiciones, a la áspera belleza de su geografía. Y con ello es capaz de reconstruir el espíritu y la vieja memoria de aquellos paisajes ásperos de la costa canadiense, de las gentes que los habitan, pero también de sus ancestros expulsados por la miseria y las guerras de las Tierras Altas de Escocia. Los relatos de MacLeod versan sobre el espíritu masculino, sobre su fortaleza pero también sobre su vulnerabilidad. Hombres patriarcales, toscos, solitarios, forjados por una naturaleza rebelde y una climatología extrema, supersticiosos y nostálgicos. Como solemos decir por aquí, gente hecha de otra pasta.

Maravilloso contador de historias este MacLeod. Y es la segunda vez que os lo recomiendo. No digo más. 

domingo, 1 de junio de 2014

Junio de 2014. A RUSSAFA NO VAGES SI NO PORTES DINERS... QUE VORÀS MOLTES COSES I NO COMPRARÀS RES...

Mes de junio, mes de comienzo de los calores veraniegos, mes de curro hasta las cejas, mes de dolores de muela, de mudanza y consecuente trasiego, mes de mierda en definitiva. Pero como siempre nos queda la música y los buenos momentos que ella nos depara. Eso y el Mundial, que de gustos mundanos este menda va más que servido. Ahí os dejo otra buena ración de temazos que espero escuchéis. Yo desde luego lo haré. Confío en que me alegren el traslado...
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