lunes, 6 de octubre de 2014

Bored Nothing y esos 90 que nunca se acaban de ir

Bored Nothing son un pavo escuchimizado con aires a un Christopher Owens macaulayzado por obra y gracia de las drongas, su novia rubia, su hermano menor, su mejor amigo y su segundo mejor amigo/a para completar el equipo y de paso comerse el marrón de la batería. Como se desprende de lo anterior Bored Nothing son/es Fergus Miller i prou. Osea, que es su proyecto personal, mientras que los demás están para darle lustre al directo y poco más. Y es que este jovencito australiano es el único responsable de todas y cada una de las composiciones de Bored Nothing, tanto las que vienen incluidas en su álbum de debut homónimo, como de las novedades que viene presentando en la gira. Canciones creadas en la intimidad del hogar familiar con la única compañía de una grabadora de cuatro pistas.

El caso es que su paso por Valencia se produjo el jueves pasado, en la sala el Loco para más señas. Y hasta allí que nos acercamos al calor de la gratuidad y del rockanrol. Gloriosa combinación que supera a otras para nada desdeñables como son ginebra y tónica, paté y tokaj, o sexo y mañana, tarde, noche o madrugada. Y es que la cosa no está para bromas y teniendo en cuenta que, de un tiempo a esta parte, mi partida de gastos en música y conciertos se ha disparado, nada mejor que encontrarse con eventos como este para poder disfrutar a la vez que economizo.
Sonaron a noventas. Los Bored Nothing suenan a noventas. Y las referencias son muchas, como os podréis imaginar todos los noventeros de pro, pero no por ello demasiado variadas. De hecho creo que van desde Pavement hasta ¿Pavement? jeje... Bueno va, sustituidlo por Sebadoh... Okeeeeeey... vaaaaaale... en ciertos aspectos también podríamos entroncar su sonido con el de bandas actuales como, por ejemplo, Yuck, o compatriotas más poppies como son Free Time e incluso Twerps. ¿Seguro? Bueno, y yo que sé... El caso es que lo del lo-fi noventero estuvo más que claro durante toda la velada. De hecho campó a sus anchas por todos los recovecos de la sala para alegría de unos pocos y disgusto de otros tantos. En este sentido aprecié división de opiniones entre el respetable. Y es que no tengo muy claro si el aforo allí congregado, en torno a media entrada, salió más satisfecho o decepcionado. Por lo que a mí respecta, ya que este es mi blog y aquí el que importa es el menda, pues ni lo uno ni lo otro. Creo que no sonaron especialmente bien y que su material de partida es manifiestamente mejorable. Pero tampoco me parece que aquello fuera la peste ni que su disco sea la última mierda que cagó Pilates. Es más, si tuviera que decantarme por un extremo o el otro les daría un aprobado. Porque no lo pasé nada mal, lo cual ya es indicativo de algo, pero es que encima tuve la sensación de que dentro de la cabecita del tal Miller se vislumbraba algo, quizás no más que un destello, un esbozo, una simple intención, que puede acabar concretándose a medio plazo en algo interesante. Así que estaremos al tanto. 

Y eso es todo lo que os tenía que contar sobre el concierto de Bored Nothing. Eso y dar las gracias a los chicos de El Loco, sin ningún género de dudas la mejor sala de esta ciudad. 

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