lunes, 2 de marzo de 2015

Restless Roque en el Crazy Club

Ni Jellyfish, ni la Electric Light Orchestra han sido nunca santo de mi devoción. Bueno, en el caso de Jellyfish me mantengo en mis trece, no así en lo que respecta a la banda de Jeff Lynne. Y es que, conforme he ido sumergiéndome en la extensa obra del cantante, compositor y productor de Birmingham, he ido cogiéndole cariño a la formación con la que se hizo celebre. Y si bien le sigo prefiriendo con The Iddle Race y, por supuestísimo, con los Traveling Wilburys -el supergrupo que formó junto a George Harrison, Bob Dylan, Roy Orbison y Tom Petty-, cada vez me mola más el rollo sinfónico comercialote practicado por la E.L.O.

Todo esto para introducir a El Inquieto Roque, para algunos los Jellyfish españoles, siempre y cuando el cantante de la mítica banda californiana hubiese sido el mencionado Jeff Lynne. ¿Y quien es este hombre? Pues un talentoso músico valenciano que, tras unos añitos picando piedra, puede vanagloriarse de haber firmado uno de los mejores discos nacionales publicados durante el pasado 2014, “3D”. Enorme colección de melodías que, sin embargo, no tuvo toda la repercusión que seguramente merecía. Tal vez por eso lo pasé por alto a la hora de elaborar mi lista anual de recomendaciones. Bueno, por eso y porque ni siquiera lo había escuchado.

Mi desquite se está produciendo justo ahora, a comienzos de este 2015. En gran parte por culpa de -o más bien gracias a- una web gringa a la que no recuerdo como llegué y que califica “3D” como el mejor disco de pop melódico publicado en el 2014 de entre los cantados en lengua diferente a la usada por Shakespeare o Lebron James. Desde entonces hasta ahora me he puesto las pilas, recuperando el tiempo perdido y ya son varias las semanas con este “3D”, tercer trabajo de Roque Esteban bajo la etiqueta El Inquieto Roque, como banda sonora. Pero nada mejor para acabar de resarcirme como acudir al concierto que ofreció el pasado viernes en El Loco. Un concierto fantástico. Mejorando incluso la mejor de mis expectativas. Y es que la particular voz de Roque suena aún mejor en el contexto de una actuación en vivo. Alucinante, en serio. También los juegos vocales junto a otros miembros de la banda. Protagonistas de varios de los mejores momentos musicales de la velada. 

Por ahí desfilaron todos los jitazos incluidos en este “3D”, desde ese “Hay algo muy dentro de mí” que tanto me recuerda a “Mr. Blue Sky”, pero también a la “Señora azul” de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, hasta la maravillosa “Me siento transparente”, mi favorita del álbum. Canciones bien cosidas y mejor interpretadas en las que se aprecian guiños a lo mejor del power pop anglosajón, pero también a los Beach Boys más eufóricos. Y todo ello ejecutado en un bonito y cristalino castellano, que nunca llega a caer en el abismo del ridículo. Y eso que en ocasiones se arriesgan a transitar por el alambre en canciones como “Chiliburguer”, sin duda, una de las más divertidas.

He dicho ya que me encanta el último disco de El Inquieto Roque. Pues eso. 

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