lunes, 6 de abril de 2015

Luciopercas, biruji, rancho sin fin y algunas pollas buenas

Que no os engañe esto último, porque no pienso hablar aquí de la versión porno-gay de la archiconocida peliculita protagonizada por el poco contenido Tom Cruise y un (casi)siempre excelso Jack Nicholson. ¡Ya le gustaría al cienciologo velocista! Polla buena la de los seis chotos provenientes de distintos enclaves de la terreta valenciana que se jugaron la vida a bordo de un aeroplano de la compañía irlandesa Morryanair. Una cafetera comandada por algún primo tarado del one hit wonder de la aviación (ya sabéis, el señor A punto L punto… y discúlpenme la cafrada). Todo ello con un único cometido: desenmascarar algunos de los muchos falsos mitos que rodean al tan cacareado Estado de bienestar alemán. Los alemanes, esa panda de rubicundos sociópatas cuyo modus vivendi consiste en trabajar de sol a sol parando tan solo para tragar toneladas de carne muerta, bien regada por la excelsa birra del terreno. Un sitio en el cual el vegetarianismo es poco menos que una entelequia.

Bueno, siendo eso verdad, también lo es que fuimos a visitar a un amigote:
Algunos sobretodo a ranchar...

...solo o en compañía del Polla Buena Team (PBT)...
Sobre estas líneas el PBT al completo desarrollando el principal pasatiempo de los lugareños. Lo cierto es que no hubo problemas para adaptarse al germanian way of life…
Eso sí, la lucioperca de la que os hablaba ayer ni probarla. No nos dejó el líder del PBT, ni aún "a modo de tapa" (glorioso momento). También es verdad que, tres días y pico después, ya no nos cabía nada más en el estómago. Porque el viaje consistió, básicamente, en ingerir alimentos cárnicos de forma masiva. Y que no os extrañe. Pocas cosas más se pueden hacer en esa tierra asolada por el frío y la lluvia. Bueno sí: visitar ciudades y enclaves absolutamente sobrevalorados a ojos del latin tourist, tan acostumbrado a sus terrazas y chiringuitos. A fin de cuentas, la Selva Negra no es más que un trasunto del jodido Mas de Reig pero sobredimensionado, Stuttgart una suerte de Castelló de la Plana pero con más calles y tiendas (lo que no es muy difícil) y la jodida Linea Maginot un zulo de ETA con muchas pretensiones.

Pero no todo es morralla en el seno de la locomotora de Europa. Espira y su mole románica molan mazo. Aunque el vientecico siberiano que asolaba la ciudad poco ayudó para que nos pudiésemos recrear con su estampa recortada al Sol. Ídem de lo mismo respecto a la ribera del Rin. Cuatrocientos metros de ná en algún punto, ¡poca broma! Infranqueable para los romanos que, haciendo de la necesidad virtud, situaron su limes sobre él. Y es que algún Centurión con dos dedos de frente debió darse cuenta de que aquello no tenía mucho sentido. Lo de expandirse por el mero hecho de expandirse, ya me entendéis. Supongo que vio que como broma, ya estaba bien. Y es que con faldita y sandalias no se podía llegar mucho más arriba sin que se les cayeran las pelotas al suelo.
Tampoco esta nada mal Estrasburgo, una de las capitales de la overrated Europa de los veinticinco. Bonita ciudad de la otra parte de la jodida línea Maginot, ya en la Alsacia francesa, repleta de rinconcitos en los que abandonarse a l’amour y/o al bucolismo. Eso y una exuberante catedral gótica que quita el sentío. Eso sí, el sitio es gélido, húmedo y ventoso hasta decir basta. No apto para la vida del mediterráneo medio.

Otra staffen nibelunguen tiene que ver con el asunto de las obras y las carreteras. Un lustro escuchando que las autopistas de Alemania eran la polla Montoya para luego comprobar que ni flowers. Mal drenaje, baches, carriles provisionales, embudos en casi todos los accesos… ¡Y pilotos suicidas! ¿Qué? ¿No os lo creéis? Pues ahí va el documento gráfico que lo atestigua:
Eso por no hablar del reguero de obras que se aprecian en los márgenes de una red de carreteras con más fama de la que merece. Un espectáculo digno del peor Pocero o del mejor Antonio MartínSA-FADESA o viceversa o yo que sé. Eso sí, currelas no se veía ni uno. Tal vez fuera por motivo de las Pascuas. Mucho me temo que gran parte de los nibelunguen en edad de pimplar andaban ya cocidos por alguna cala de Mallorca, luciendo sus patitas blancas y leyendo la edición balear del Bild. El caso es que, bien por eso o por el puto frío, en las ciudades no había ni el Taten. Exceptuando los japoneses con paraguas que deambulaban entorno al castillito de Heidelberg. La ciudad en la que construyó sus reflexiones diarreicas don Inmanuel Kant. Personaje de infausto recuerdo que me traumatizó durante la adolescencia. Ayudó bastante un profesor de filosofía cabrón de cuyo nombre no quiero acordarme, la verdad. Aunque bueno, con el clima que se respira en Heidelberg, ¿que se podría hacer aparte de leer y reflexionar? Me hubiera gustado ver a mí al puto Kant reflexionar en Tenerife (Teneriffa pa’ ellos). Vamos, que ya puede dar gracias el criticismo, el idealismo alemán y hasta la historia de la filosofía de que Germanwings no andase operativa en el S. XVIII. O no, según se mire.
Frío con el PBT como protas
..y más frío con Big Paco ocupando un tercio de la foto
Por cierto que Paco està quadrat y aún no lo había dicho. Flipante su silueta en contraste con la del resto de miembros del PBT. A los hechos (en forma de fotaza) me remito. Eso sí, tiene un gran gusto musical. A él debemos que “Der Raüben un der Linz” se convirtiese en la auténtica banda sonora del viajecito:

DAF - Der Räuber und der Prinz 1981 - MyVideo

En fin Serafín... no os aburro más. Al final la cosa no fue para tanto. Tres días y medio visitando a un colega que vive en las afueras de Karlsruhe y pasándolo bien, que era la idea. O más bien, siendo rigurosos, visitando todos los parajes interesantes en un radio de 150 kilómetros alrededor de Karlsruhe, pero prescindiendo de la ciudad que vio triunfar a Edgar Schmitt. Vamos que, parafraseando (malamente) a Friedrich II "der Große": “Todo para Karlsruhe pero sin Karlsruhe”
Lo dicho... emotivo homenaje a la fraternidad, el colegueo y a Le Grande Bouffe. Y es que dos o tres ingestas diarias de colesterol es para lo que dan..  
El glorioso magical Elbow de Baden Baden
i això es tot. Ahora sí. O casi. Ahí va otra foto: 
Esta imagen demuestra tres cosas: 1) A pesar de los pocos días que duró la aventura, acabé absolutamente derrotado. En parte por los ronquidos de algún miembro del PBT con quien compartía habitación; 2) La dronja caníbal y el espíritu de Magaluf causaron estragos entre los miembros del PBT; y 3) Me la bufa. Yo a lo mío que era dormir.
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PD. La verdad es que los de Le Grande Bouffe acabaron mucho peor, hay que reconocerlo...

2 comentarios:

  1. Y no cayó ni una miserable botella de Riesling? Delitotienesssss!! jejé

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  2. ¡¡¡Ni una tío!!! Mis colegas iban en plan abstemio. Y encima no llevaba maleta, con lo que no pude facturar alguna botellita para pimplarmela en la terreta. Eso sí, alguna copita calló... Entre comilona y comilona, claro está

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