martes, 29 de marzo de 2016

Va tooooca... Los Soprano

Vale, ya he visto Los Soprano. Así que, aunque sea un poco tarde, ¡ámenme jeiters internetiles! En apenas un mes, sacrificando horas de ocio, sueño y seguramente también algo de salud -mental y de la otra-, pero ya me he tragado las seis temporadas de la considerada por muchos la mejor serie de la historia de la televisión. Y a ver, no sé si es para tanto, pero mentiría si no dijese que la he disfrutado. En varios momentos mucho.

Pero no he dicho nada de que sea la hostia... ohhhhh! ¡¡¡Sacrilegio!!!! Ok, lo sé, pero antes de molerme a palos tened en cuenta que: a) me cuesta un huevo engancharme a una serie. Sobretodo si tienen más de una temporada; b) han pasado ya casi veinte años desde que Los Soprano se estrenó y después han venido otras muchas cosas y algunas de ellas son realmente buenas; y c) me habéis machacado tanto con que esta serie es la hostia, la polla Montoya, lo más grande que ha parío Cai... que la expectativa creada era enorme... inalcanzable. Y aún añadiré algo más con letrica y : d) en mi casa, desde crío, me dejaron re-claro aquello de “lo bueno si breve dos veces bueno”. De ahí que valore tanto la capacidad de síntesis en cualquier obra filmada, televisiva o no. Vamos, que lo que se puede contar en hora y media, prefiero que me lo cuenten en hora y media y no en tres, se ponga como se ponga el club de fans de don Cecil B. DeMille.  
Dicho lo cual y sin voluntad alguna de elaborar un análisis exhaustivo sobre una serie de la que se ha escrito y divagado tanto, hay que reconocerle a su creador, un tal David Chase -DeCesare para los amigos- el saber hacer. Haber sido capaz de reunir ese magnífico elenco de actores, con el tristemente fallecido James Gandolfini a la cabeza, directores y guionistas. También es muy meritorio lo que concierne a aspectos técnico-artísticos y es que la serie, en lo que a eso respecta, me parece impecable. Y por supuestísimo el responsabilizarse, asesorado o no, de una cuidada selección musical que vuela muy por encima de la icónica “Woke up this morning” de Alabama 3. Canción con la que se abren todos y cada uno de los 86 episodios de la serie y que a mí, pues como que ni fu ni fa. Otra cosa es recurrir al gran Elvis Costello, a Cream, a Them, a Jefferson Airplane, R.L. Burnside y hasta unos Tindersticks que llegan a sonar en algún momento. Sin olvidarnos de la épica de ese “Don't stop believin'” de Journey que tan bien funciona a modo de despedida y cierre.  
Con todo y con eso, a esta serie se la recordará siempre por su personaje principal, el gran -en varios sentidos- Tony Soprano. Interpretado por el excelso James Gandolfini, es el principio y el fin de la historia, en torno a él pasa todo, la trama y en cierta medida hasta las subtramas, siendo quien define o, porque no decirlo, decide si la cosa va pa'lante o para'trás. Todos los demás, aún reconociendo su valía e importancia en momentos puntuales, son absolutamente prescindibles. Y es que Los Soprano va sobre la vida y milagros del capo mafioso al frente de la familia Soprano de New Jersey y punto pelota. Un personaje que, como bien afirma la crítica, trasciende por encima de la ficción, deviniendo en una suerte de arquetipo cultural. Una figura pop de jefe criminal ya presente en nuestro imaginario popular al nivel, o casi, de don Vito Corleone. Un grandullón sin escrúpulos al que es fácil coger cariño aún cuando de afable tiene bien poco y cuando lo es, casi siempre esconde un interés. Personaje rotundo que en el fondo es muy vulnerable por culpa de esos complejos e inseguridades que le son tratados por la Dra. Melfi. El líder mafioso que, si bien apuesta por la Pax Soprana, o sea, la paz entre mafiosos, no rehuye el combate cuando lo estima necesario. Y es que, cualquier cuestionamiento de su posición o intereses, concluirá necesariamente con el retador malparado. Con él y con quien en ese momento se encuentre a su vera.

Dentro del mencionado coro de personalidades en torno a nuestro orondo padrino, destacan el de su esposa Carmela, la del matón impulsivo e ignorantón Paulie Gualtieri, la del peculiar consigliere Silvio Dante, la del tío Junior -magníficamente interpretado por Dominic Chianese- y por último la de su sobrino -casi hijo- Chris Moltisanti. También dejan huella personajes más efímeros en el discurrir de la trama como el sociópata mafioso Ralf Cifaretto, el primo Tony B. o el fichaje napolitano Furio Giunta -maravilloso este último-. No así, desde mi punto de vista, su hijo AJ, sobretodo en su última etapa cagapenas, ni tampoco la hostiable tía Janice. No me acaba de convencer el personaje de Phil Leotardo en el papel de némesis de Tony, pero bueno, a este hay que reconocerle algún momento memorable.  
Episodios chulos los hay a puñaos, no solo los alabados “Pine Barrens” (dirigido por Steve Buscemi) o “Universidad” al comienzo del serial. Personalmente guardo un grato recuerdo de aquellos que cuentan el extraño viaje a Nápoles y la posterior llegada a los Estates del mencionado Furio Giunta, pero también la odisea gay del gordaco Vito. ¿Y que decir del final de Ade? O los hitos en forma de episodio que, temporada tras temporada, nos muestran la evolución de un Artie Bucco que en el fondo quiere ser un mafioso aunque no se acabe de dar cuenta. Y ese espetacular episodio vacacional en familia en casa del cuñado Bobby Baccala junto a la frontera canadiense. Y como no, la dolorosa caída de Christopher Moltisanti que tantas cosas nos aclara sobre la personalidad y los principios de Tony Soprano.

Alguna vez he leído que el principal valor de Los Soprano es haber mostrado a las grandes cadenas norteamericanas que puede resultar rentable cuidar la calidad de sus series. No tengo suficiente bagaje seriófilo como para pronunciarme al respecto. Supongo que será verdad y eso confirme la condición de Los Soprano como uno de esos imprescindibles que todo aficionado al séptimo arte debería ver. O no, pero yo al menos sí que me alegro de haber hecho el esfuerzo. Ahora descansaré un poco viendo pelis de menos de dos horas y leyendo libros de menos de cuatrocientas páginas. Y es que, aunque os parezca extraño, prefiero realizar ambas cosas, juntas o por separado, antes que inyectarme en vena otra serie de dos millones de capítulos.

5 comentarios:

  1. Yo la tengi (desde hace años), y tampoco la he visto. Llámame raro o mal gestor del tiempo... despilfarro

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  2. No joer, es lo que digo, al final es mucho tiempo invertido y por mucho que lo disfrutes (y esta serie se disfruta), el ser consciente de q todo ese tiempo podía dedicarlo a otras muchas cosas pesa. Es más, yo suelo refugiarme en alguna serie kilométrica de este tipo muy de uvas a peras. Suele coincidir con episodios de postración por culpa de mi maltrecha espalda o bien cuando ando más bajo de moral. En todo caso, si alguna vez te da por ahí y estás dispuesto a sacrificar tu precioso tiempo, no es una mala elección. Tal vez, la manera ideal de verla, es planteartelo temporada a temporada con descansos por el medio (Son 13 episodios por temporada excepto la última q creo son 21). Si te sirve de algo este menda tenía la primera temporada descargada desde hace unos 10 años y nunca había encontrado el momento de hincarle el diente.

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  3. Coño pues coincido en todo y especialmente en que la tal Janice es tan breable como lo era Skyler en 'Breaking Bad' y que aún habiéndome tragado un buen puñado de series en los últimos tiempos, me cuesta mucho seguirlas e incluso las busco cortas de minutaje y episodios, al igual que trato de no ver pelis de más de hora y tres cuartos echándolo largo. Por cierto, tio, donde cohone la has ido viendo? porque yo me quedé a la fuerza en el inicio de la cuarta temporada, ya que no la encontré en ningún sitio doblada o subtitulada (ya sabes que el inglés no es lo mío). Me gustaría poder acabarla, ya que la empece muy tarde, hace un par de años más o menos y me gustó bastante, aunque como a ti, tampoco me pareció la hostia en pepitoria, jeje

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    1. Busca en torrentz.eu Hay un tipo q tiene colgadas las 6 temporadas en buen formato y con subtitulos en castellano integrados. En el Vuze baja como un avión. Supongo q en castellano habrá más fuentes.

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  4. Bueno, eso me pasó a mi coon MADMEN. Tanto me afectó y con tanta bulímia la vi, que volví a caer en el Canadian. Una de mis copas predilectas antaño, cuando salía de copas y todo. No me arrepiento, por supuesto. Donald Draper gusta hasta a las mujeres, y mira que es un perla de cuidado.

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