lunes, 13 de junio de 2016

Galápagos

Me importa una mierda Charles Darwin y su teoría de la evolución biológica a través de la selección natural. Otra cosa sería que el guiri se hubiera centrado en la involución, fabulando en un marco que se antoja tremendamente sugestivo para el hacedor literario. Sin embargo, el barbudo naturalista desdeñó tamaña oportunidad decantándose por la senda del rigor científico. Craso error enmendado por Kurt Vonnegut en una de sus obras mayores: “Galápagos”.

Y sí, cómo os figurareis el título hace referencia a esas islicas, declaradas Patrimonio de la Humanidad en el 1978. Archipiélago sito en el océano Pacífico y perteneciente a la República del Ecuador, conocido principalmente por sus numerosas especies endémicas, los estudios de Darwin y cómo no ese mal del siglo XXI llamado turismo. De ahí que uno pueda bucear entre peces de colores, practicar surf sobre tiburones martillo, avistar orcas desde Roca Ballena, fotografiar al emblemático piquero de patas azules, molestar a las tortugas gigantes en el entorno de sus criaderos o simplemente tostarse al sol con un daiquiri en la mano en su célebre playa de arena de coral.

Estamos ante una de las novelas referenciales de este escritor estadounidense fallecido en abril del 2007. Obra de ciencia ficción, pero no tanta, con altas dosis de humor negro en la que, para no perder la costumbre, Vonnegut ofrece su visión crítica de la sociedad. Y es que, imbuido por el espíritu del darwinismo social y del otro, se dedica a cuestionar las virtudes del cerebro humano desde una perspectiva evolutiva.

Tenemos ante nosotros a un reducido grupo de personajes que, a mediados de los ochenta, naufragan en las Galápagos a bordo de un crucero. Pero no es realmente un viaje de placer tal como se configuró inicialmente. Nuestra tropa llega allí huyendo de los efectos de una crisis financiera mundial que ha paralizado Ecuador, el Perú y la economía mundial en general. Después sabremos que una enfermedad infecciosa convierte en estériles a todos los seres humanos del planeta, excepción hecha de nuestros náufragos. De ahí que, en el siguiente millón de años, los descendientes de estos acabarán por convertirse en el nuevo ser humano dos/punto/mierda. Una suerte de mamíferos de piel aterciopelada, con hocico, pseudo-aletas y un cráneo aerodinámico como el caparazón del Palau de les Arts.

La historia nos la narra el espíritu de Leon Trout, hijo del recurrente personaje de Vonnegut Kilgore Trout. Un veterano de guerra que se ve afectado por las masacres del conflicto, deserta y se instala en Malmö, dónde trabaja y muere decapitado en un astillero. En la primera parte de la novela nos va presentando a los diferentes personajes y sus bizarras circunstancias. En la segunda nos describe el inicio de la involución propiamente dicha. El cómo la sobrevalorada especie humana devendrá en una suerte de hombre foca pre-mental absolutamente imbécil y por ello absolutamente feliz. Un gran libro.

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