lunes, 29 de agosto de 2016

La historia oral del grunge

Si tenías menos de 20 años a principios de los 90, cuando te quedaste noqueado con el teen spirit de Nirvana; si eres de los que cabeceaste todo lo que pudiste y más con aquella pose de Jesucristo firmada por los chicos de Soundgarden e hiciste wachiwachi con los jitazos del primero de Pearl Jam; Si te desgañitaste con el "Man in the box" de Alice in Chains... Vamos, que si eres un noventer yonki, o rehabilitado, de la franela y el tartán, "Todo el mundo adora nuestra ciudad" de Mark Yarm es tu libro. Es más, lo vas a disfrutar aunque te repugne el término grunge, como a gran parte de los entrevistados en esta auténtica historia oral del movimiento. Grunge, o "Sonido Seattle" para no ofender a los aludidos.

El libro captura los antecedentes, auge y apogeo del movimiento a través de testimonios, a veces contradictorios, de quienes forman o formaron parte de las bandas implicadas, de sus amigos y acólitos, de los productores y representantes, fotógrafos, periodistas musicales, propietarios de salas, roadies y entusiastas del género que de verdad vivieron el momento. Se nos cuenta toda la historia, con diferentes enfoques, abarcando desde el momento gestacional que el autor sitúa de alguna manera un fin de semana del día del trabajo de 1985 en la ciudad esmeralda. Fue con un mítico concierto de los U-Men en el marco del Festival Bumbershoot de Seattle, que pasaría a la posteridad porque a los chicos no se les ocurrió nada mejor que pegarle fuego al estanque frente al escenario. Asistimos a continuación a la fundación de aquellos grupos que moldearon el característico sonido de Seattle a finales de los 80, llegando hasta el éxito mundial de los cuatro grandes referentes del grunge a principios de los 90: Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden y Alice in Chains. Una historia que va desde los orígenes de la insolvente pero entusiasta discográfica independiente Sub Pop, hasta el frenesí con el que las grandes multinacionales cayeron sobre el Noroeste de Estados Unidos dispuestas a exprimir la gallina de los huevos de oro. Desde el nacimiento de la apartada movida seattlesense, articulada a través de conciertillos en diminutas salas y fiestas privadas en sótanos, hasta las trágicas y solitarias muertes de Kurt Cobain y Layne Staley una vez convertidos en mega estrellas.

Un necesario ejercicio de nostalgia con un punto onanista, destinado a quienes, como un servidor, disfrutamos tanto con la música de Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Mudhoney, Screaming Trees, Alice in Chains, Mother Love Bone, The Melvins, Hole, Green River, 7 Year Bitch, Gruntruck, Temple of the Dog, Mad Season, TAD, U-Men, Malfunkshun, Skin Yard, Cat Butt, Supersuckers, The Gits, Love Battery o Truly. 

 

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